Entren que caben cien, asambleísmo bolchevique, por Wilfredo Velásquez
Poco que argumentar a favor o en contra del proceso electoral, cada uno de los múltiples actores en este proceso acordado para el 6 de diciembre, sabe lo que representa para el futuro de Venezuela, para los venezolanos, para sus partidos y para su futuro personal. Después de dos décadas de confrontaciones ya no quedan inocentes entre los que representan el mundo político.
Cada quien sabe lo que significa un CNE, nombrado sin ninguna legalidad, los mismos que hoy lo justifican, tienen argumentos para negarlo y a la inversa, muchos de los que lo niegan, no recibieron suficientes incentivos para defenderlo.
Muchos de los viejos políticos que concurren desesperados a tomar el tren que les puede garantizar una vejez tranquila, saben porque lo hacen, después de muchos años alejados del poder, contribuyeron a montar este circo, sin importarles que no van de actores sino de marionetas, es parte del raspe de olla que se está efectuando. Nunca fueron productivos, siempre medraron en torno al erario público, no fueron emprendedores, no saben lo que es tener que pagar una nómina, y en el último momento se embarcan en esta piñata otoñal que puede garantizarle los recursos para tener una vejez más o menos decente, seguramente pensada fuera del país.
Estos tristes personajes, estuvieron mucho tiempo fuera de la escena política, su vieja y obsoleta mercancía, su escasa dignidad, no tenía ningún valor para un régimen, que gozaba de enormes recursos, el apoyo popular y una gran capacidad de maniobra internacional, adquirida gracias al despilfarro de los recursos de todos los venezolanos, utilizados para comprar apoyos y solidaridades entre nuestros vecinos y fuera del continente.
Estos obscuros personajes, rescatados del olvido por nuestro inefable presentador de los medios días, gestor voluntario de los capitalistas de nuevo cuño, reaparecieron en las pantallas y en los escasos medios impresos, mostrando la hilacha como decía mi abuela, desempolvaron sus viejas chaquetas, pasadas de moda y con cortes de pelos y barbas descuidadas y descoloridas, empezaron a mostrarse sin tener todavía, perfilado su plan de ventas, ni definidas sus alianzas internas, lo que si se les veía, además de la ruina personal, era la desesperación por agradar en sus discursos a los personeros del régimen.
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Vieron como primer salvavidas la fracasada negociación y hacia allá corrieron, como en el juego de la silla que hacíamos de niños, desesperados por sentarse a la mesita, algunos, los MAS, resabiados, cautos y recelosos, los adecos víctimas propiciatorias del último jeque del partido y heredero de las mañas acumuladas por los más de setenta años de prácticas caudillistas, ocultas, pero no mucho, en su hirsuta e indomable cabellera, llegaron de rodillas, los socialcristianos que sobrevivieron a la inquisición calderista, llegaron taimados, hechos los pendejos, tratando de salvar la escasa dignidad democrática, uno de ellos utilizando al hijo irreverente, que desesperado parecía menospreciar la doctrina en que se crió.
Lo cierto es que todos encontraron cobijo bajo la acogedora y ahora dolarizada ala del régimen.
Otros, los que iniciaron más recientemente su aventura política y que vieron que haber logrado posicionarse como diputados, no era suficiente para colmar sus ambiciones, descubrieron que esos cargos ya no tenían la majestad ni las oportunidades financieras de antes, a menos que se hicieran parte de la verdadera estructura de poder, también ellos, encontraron los argumentos para aceptar los incentivos ofrecidos por el régimen, en este grupo los mas desvergonzados aceptaron sus drenarios, sin remordimientos y otros, los 2007, tienen tantas muertes de congeneracionales en su conciencia, que quieren hacerlo guardando algunas formas, pero también le hacen el coro al fraudulento proceso electoral montado por el gobierno.
Ante esta claridad de objetivos que tiene el régimen, la comparsa masista, el rastacuerismo de fracasados dirigentes adecos, la venta de los alacranes, el oportunismo de los predicadores, ¿Que argumento pueden utilizar los que defienden la constitución y la democracia?
Cuando se definen las posiciones, cuando cada uno asume su rol, bien sea por convicción o por actitudes mercenarias, nada falta por decir, queda claro, que la mascarada opositora de muchos ya no da para más. Quedan dos grupos, uno a favor del país y otro en defensa del régimen y su perpetuación.
Agotados los discursos, solo nos queda observar el desarrollo del proceso electoral montado a la medida del régimen, veremos al final un numeroso grupo de asambleístas, elegidos a voluntad y conveniencia del gobierno, actuando seguramente bajo la dirección de la Asamblea Nacional Constituyente, si no determinan que algunos miembros puedan tener la doble condición de constituyente y diputado.
La Asamblea, que resulte de este peligroso proceso electoral, tendrá como norte legislar para acentuar la radicalización comunista, probablemente mantengan la Asamblea Nacional Constituyente, de manera permanente y tengamos un periodo de asambleísmo popular para aplastar toda disidencia al mejor estilo bolchevique.