Errores como arroz, por Teodoro Petkoff
Acosado por los problemas económico-sociales, Chacumbele ha optado por huir hacia adelante. Problemas que, dicho sea de pasada, ha creado su gobierno. La inflación es hija legítima de la política macroeconómica, cimentada sobre una expansión desmesurada del gasto público y en la sobrevaluación del bolívar. La desaparición episódica de algunos alimentos esenciales es hija legítima de los controles de precios. ¿Cómo reacciona Chacumbele? Primero que nada, elevando los niveles de brutalidad y agresividad de su discurso. Cual una tara loca, hoy son blanco de sus dicterios los trabajadores de Guayana o los del Metro de Caracas, mañana lo son la gente de Polar o de Coca-Cola. Luego, apelando a troche y moche a las amenazas de expropiación al mismo tiempo que interviene militarmente algunas empresas procesadoras de arroz, lanzando una cortina de humo que pretende ocultar la propia responsabilidad del gobierno en la escasez del grano y pretendiendo suscitar la solidaridad de quienes se engañen con esta jugada.
Es posible que algunos sectores de la población sientan que «así, así, así es que se gobierna», y piensen que el Presidente está tomando las medidas adecuadas para proteger el ingreso de las familias humildes. Es una ilusión que no demorará en disiparse.
Porque los resultados de esta conducta alocada son fáciles de predecir.
El aparato productivo, manufacturero y agro-industrial, ya muy lastimado, y en caída libre desde el último trimestre del año pasado, va a reaccionar ante la ofensiva chacumbeliana con una contracción aún mayor. Este año no será tan cómodo sustituir la desfalleciente producción nacional mediante importaciones. Por su parte, lo que ha venido ocurriendo en las empresas básicas de Guayana y en Pdvsa, da una medida cabal de la casi nula capacidad gerencial de los administradores del oficialismo.
Por lo tanto, los que hoy se entusiasman ante la «ofensiva revolucionaria» terminarán de bajarse de esa nube cuando la fea trompa del desabastecimiento comience a repartir mordiscos. Si ya hoy, cuando las plantas del Estado procesan la mitad del arroz que se consume, hay escasez, ¿cómo sería si el gobierno asume el control total del sector agroindustrial? En toda economía inflacionaria siempre aparecen especuladores y aprovechadores.
Estos navegan sobre la ola inflacionaria, no son quienes la producen. La especulación y el de
–sabastecimiento no son problemas policiales ni se pueden resolver por vía represiva, por mucho que algunos papanatas así lo hayan creído en gobiernos anteriores (porque Chacumbele no hace sino repetir fórmulas fracasadas) y lo crean en este.
Razón tenía el filósofo: los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla. Para acabar con la especulación y el desabastecimiento hay que abatir la inflación y esto es asunto de una apropiada política macroeconómica y no de toda esta faramalla supuestamente socialista, que con la coartada de no hacer pagar a los pobres las consecuencias de la crisis económica, termina aplastándolos.