Es contigo, Aristóbulo; por Simón Boccanegra

Esto de las amenazas a los empleados públicos, tratando de atemorizarlos para que no firmen, forma parte de una de las más bajas y cobardes tradiciones de la política venezolana, pero nunca había alcanzado los extremos abusivos a los cuales la han llevado los humanistas que nos gobiernan. El chantaje moral es quizás la más perversa forma de presión que se puede ejercer sobre una persona. Valerse de la dependencia económica de un trabajador respecto de quien le paga el sueldo, para obligarlo a actuar de un modo distinto al que su conciencia le aconsejaría, es comparable a la violación de una mujer. A quien, para garantizarle su estabilidad laboral, se le obliga a sacrificar su dignidad, se le empuja a torcerle el pescuezo a sus convicciones, queda con una herida imborrable en el alma. Es como si le amputaran una parte de ella. Este minicronista quisiera preguntarle a Aristóbulo Istúriz, a quien le oyó estupendos discursos en el viejo Congreso, denunciando precisamente los abusos de poder en el Ministerio de Educación, si él sabe lo que está ocurriendo ahora en ese mismo ministerio que él regenta, donde se presiona de un modo desvergonzado a sus trabajadores para que no se les ocurra firmar contra el Presidente. ¿Lo sabe Aristóbulo y se hace el loco? Cómo se ve que una cosa es con guitarra y otra con bandola.