Esa maleta es suya, por Teodoro Petkoff
Ayer Chávez Frías calificó de «traidor» al gordo Antonini, en un clásico lapsus mentis o, como inventó una vez él mismo, un lapsus brutis. Lo traicionó el subconsciente: ¿a quién habría «traicionado» Antonini? ¿Se siente Chávez Frías traicionado por el canario Antonini? No se es «traidor» en abstracto, de modo que debe concluirse que si es un «traidor» es porque era miembro de la banda Kauffman, Durán, Maiónica, Rafael Ramírez, que, por lo que se ha visto y oído, consideraba como su gran tótem al mesmísimo Chávez Frías. ¿Será por eso que se siente «traicionado»? Por otro lado, retó al Gordo a que viniera a Venezuela a decirle «en su cara» de quién eran los dólares. Pero bueno, Chávez Frías, si tiene pico, alas, patas palmípedas y hace cuac, cuac, ¿qué puede ser sino un pato? Si los dólares salieron de Maiquetía, iban en un avión fletado por Enarsa, socia argentina de Pdvsa, acompañaba a Antonini el hijo del vicepresidente de Pdvsa, Daniel Uzcátegui, viajaban otras altas funcionarias de Pdvsa y de Enarsa, ¿de quién pueden ser los dólares sino de Pdvsa? En el fondo, Chávez Frías, los dólares son suyos; esa maleta era suya, Presidente, porque Rafael Ramírez no va a enviar esa gruesa mascada sin autorización de Miraflores.
Para llegar a esta conclusión no necesitábamos el juicio de Miami. Ya eso lo sabíamos desde el momento mismo en que el gordo Antonini se dejó atrapar en el aeropuerto de Buenos Aires. Lo de Miami, simplemente, está confirmando lo que ya todo el mundo sabía y, encima, descubriendo otros pormenores de la red corrupta que desde Pdvsa extiende sus tentáculos hacia otros países.
Por ejemplo, en una de las grabaciones el señor Durán explica cómo se hacían los guisos con los bonos de deuda pública. Los adquirían con dólares a 2.150 y los vendían en el mercado secundario al precio del dólar paralelo, dos o tres veces mayor que el controlado. Durán mostraba el regocijo por la ganancia de una de sus operaciones: cien milloncitos de dólares.
Pero, adivinen qué. De su lengua jactanciosa saltó el nombre de nuestro viejo conocido, el pillastre Tobías Nóbrega.
Durán dijo que la operación fue posible porque Nóbrega era entonces ministro de Finanzas y arregló todo.
También descubrimos que el dichoso maletín lo llevó hasta el avión un sujeto llamado Rafael Ernesto Reiter Ramírez, gerente de Control y Prevención de Pérdidas en Pdvsa y, según dicen, sobrino del Ramírez principal, el gran capo de Pdvsa. Todas las piezas calzan, Chávez Frías.
¿De quién es la maleta? Suya, Presidente. Por eso tenemos ese concierto de música barroca allá en Miami. Porque los niños cantores no quieren cargar solos con todas las culpas. Quieren compartirlas. Tal como compartían las comisiones y las «ganancias» de sus negocitos con el gobierno. El gobierno suyo, Presidente.