Escasez ya estaba instalada cuando llegaron las primeras sanciones (II)
Desde 2013, año en el que Nicolás Maduro asumió el poder, el índice de escasez de alimentos y medicinas rondaba entre 25% y 60% pero solo se agudizó a pesar de que las sanciones extranjeras comenzaron dos años más tarde
Autores: Roison Figuera y Gabriela Rojas
La culpa es de la vaca, o del imperio, o de la guerra económica. La escasez de alimentos y medicinas viene alertando desde hace por lo menos cinco años pero desde los diferentes voceros del Gobierno de Nicolás Maduro se atribuye la falta de alimentos a las sanciones que Estados Unidos ha impuesto a sus funcionarios. Insisten en que las sanciones son para Venezuela cuando en realidad se trata de restricciones específicas e individuales a funcionarios de gobierno.
Las primeras penalizaciones que la Casa Blanca anunció fueron en el 2015: es decir dos años después del alza en las cifras de escasez de rubros en los anaqueles del país, a pesar de que cuando Nicolás Maduro llegó al poder en 2013, el promedio de escasez del último trimestre rondó el 23%, el más alto desde el año 2007.
Ya para el año 2014 la leche en polvo, sardinas en lata, pollo, carne de res, arroz, margarina, azúcar, aceite, harina de trigo y harina de maíz eran rubros ausentes de los anaqueles, aún cuando el Gobierno de EEUU no había concretado ningún tipo de sanciones contra funcionarios venezolanos.
No fue sino hasta el 28 de mayo de 2014 cuando la Cámara de Representantes de ese país aprobó un proyecto de ley para sancionar a funcionarios por violaciones de derechos humanos; esto luego de los hechos de violencia que se presentaron en las manifestaciones antigubernamentales.
El proyecto de ley fue aprobado el 9 de diciembre de ese mismo año, el castigo consistía en revocación de visas y congelación de bienes. Nueve días después el entonces presidente estadounidense Barack Obama firmó el documento.
Para este año, según el índice de alimentos fundamentales del Banco Central de Venezuela (BCV), la escasez del primer mes fue 26,2%, mientras que para abril el reporte indicaba que 20 alimentos registraron un desabastecimiento superior al 30%. Después de ese informe, el BCV dejó de emitir datos.
Mientras que el Cendas, una de las pocas organizaciones en hacer seguimiento en la materia, ubicó la escasez en 28,6% al cierre de 2014.
La insistencia en que una supuesta “guerra económica” gestada desde EEUU impactaba negativamente a Venezuela se incrementó para el año 2015 cuando la Casa Blanca anunció el 2 de febrero sanciones a otros funcionarios y exfuncionarios del gobierno de Maduro, a quienes también le restringieron las visas.
El gobierno estadounidense siempre fue claro al aseverar que sus restricciones y penalizaciones eran individuales y no para el territorio venezolano. Las sanciones eran impuestas -en ese entonces- a los funcionarios acusados de violar derechos humanos, por lo que en esencia no afectaban ni al gobierno ni al pueblo llano, contrario a lo que han asegurado Maduro y sus funcionarios.
Miraflores nunca volteó los ojos a la caída de la producción agroalimentaria para atender la falta de insumos alimenticios, sino que desde el inicio de las sanciones individuales que congelaron sus bienes en la tierra norteamericana generalizaron las medidas y dijeron al pueblo que la falta de comida era culpa de EEUU, sin recordar que las cifras de escasez comenzaron a alzarse dos años antes.
Para el inicio del segundo trimestre del año 2015 la escasez de alimentos se ubicó en 31%, de los 58 productos que conforman la canasta del país dejaron de conseguirse 18.
El 9 de marzo del mismo año, Obama anunció la imposición de sanciones contra funcionarios y exfuncionarios venezolanos y declara una “emergencia nacional” por el riesgo de la situación en Venezuela para EEUU.
Aunque para el año 2015 y 2016 no hubo nuevas sanciones contra oficialistas, Maduro nunca dejó de decir que la escasez era culpa de Washington. En 2015 el indicador cerró en 37%, mientras que para el 2016 estuvo por encima del 43%.
La llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos significó para el gobierno de Maduro y sus funcionarios más restricciones. Aunque las primeras sanciones aplicadas por el nuevo inquilino de la Casa Blanca llegaron en marzo de 2018 y fueron directamente contra las transacciones con el recién creado petro, ya en enero la escasez era de 76%.
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En mayo de 2018, cuando los sancionados por EEUU fueron directamente Diosdado Cabello y su esposa, la escasez alcanzó 66,9%; índice que subió a casi 80% en septiembre cuando las sanciones individuales alcanzaron a Cilia Flores, el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López; la vicepresidenta Delcy Rodríguez; el ministro de Comunicaciones, Jorge Rodríguez; y los empresarios José Omar Paredes y Edgar Sarría.
Desde sus inicios, el gobierno de Maduro achacó la culpa de la escasez al mismo sujeto: la guerra económica. Bajara o subiera el porcentaje, siempre atribuía al bloqueo económico de EEUU la falta de insumos.
El inicio de año 2019 en Venezuela estuvo marcado por las manifestaciones de calle, más de 2.500 protestas, según el Observatorio de Conflictividad Social. La respuesta del gobierno venezolano cada vez que se abordaba el tema de la alimentación en el país fue la misma que han dado desde el año 2015: la guerra económica y el bloqueo de EEUU.
El gobierno de Maduro también estuvo marcado por más presión internacional luego de asumir un segundo mandato en Venezuela pese al desconocimiento de Estados Unidos y de más de una veintena de países del mundo.
Hasta ahora ante los ojos del gobierno venezolano la culpa se le continuará achacando a EEUU por la escasez que lleva instalada en Venezuela más de cinco años, y que ahora se escuda en el argumento esgrimido por diferentes voceros del gobierno en los últimas movilizaciones de calle del oficialismo: que el gobierno de Donald Trump aplicó sanciones a la estatal petrolera Pdvsa, proveedora de 95% de las divisas que ingresan al país.