EsPaja | ¿El caimán de la costa habita en Tucacas?
Tucacas es uno de los espacios de la costa venezolana donde está presente el caimán de la costa, una especie de cocodrilo de gran tamaño que habita en la región costera del país y que actualmente está catalogada como en peligro de extinción. Si bien son animales peligrosos, su densidad es muy baja y son tan huidizos, que es poco probable que ataquen a algún bañista
Texto: Valentina Gil
El 15 de febrero se viralizó el video de un caimán de la costa en Tucacas, estado Falcón. «Mira, papá. Tucacas. Síganse bañándose por aquí, pues. Cuando les llegue a Los Juanes, no quiero quejas», dice la persona que graba al animal reposando en la orilla.
El caimán de la costa (Crocodylus acutus) es una especie de cocodrilo de gran tamaño. Los machos pueden superar los 6 m y las hembras, en casos excepcionales, llegan a medir más de 4 m. Su color varía desde gris pálido, algo amarillento y con cierto tinte verdoso, hasta un gris oscuro o negruzco en los individuos más viejos.
Ilustrador: Ximenamaria Rausseo
Es el cocodrilo de más amplia distribución en las América. Tiene presencia en el sur de Florida (EEUU), Centro América, algunas islas del Caribe y al norte de Suramérica, en Colombia y Venezuela. También está en la costa del Pacífico de México, hasta Ecuador y Perú.
Presencia del caimán de la costa en América. Fuente: American Crocodile Crodylus acutus (Thorbjarnarson, J. 2010)
En Venezuela, este espécimen habita en la región costera, desde el estado Zulia hasta el estado Sucre. Fuente: Libro rojo de la fauna venezolana.
Junior Larreal, biólogo y fundador del Proyecto Kanta, organización que preserva la especia en el Zulia, explicó para EsPaja.com que Tucacas es uno de los espacios de la costa venezolana donde está presente el caimán de la costa desde hace muchos años. «Que nosotros veamos un caimán tomando sol es una buena señal. Eso significa que hay una población viable dentro de los espacios del parque nacional Morrocoy, que seguramente se está reproduciendo y creciendo hasta un tamaño medio».
¿Es probable un encuentro entre los bañistas y el animal? Las probabilidades son muy bajas. Además de ser un animal esquivo con los humanos, el caimán de la costa se declaró como una especia en peligro de extinción en Venezuela por medio del decreto N° 1486 (del 11 de septiembre de 1996).
Su principal amenaza es la destrucción de hábitat por la contaminación de los ríos o por la disminución de sus caudales a causa de la deforestación de las márgenes y cabeceras. Los animales adultos son eliminados por considerarse dañinos y sus nidos son saqueados para usar los huevos como alimento o con fines medicinales. También es depredado por otras especies y por el mismo hombre para consumo, como pasó con el caimán del Orinoco llamado «el Bebé», el cual fue matado a hachazos en Apure por su carne.
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«Debería haber más. Lo que pasa es que la gente se los come. El parque nacional Morrocoy debería estar plagado de caimanes, pero la gente no deja que abunden. En todas las costas de Venezuela debería haber más caimanes de los que se ven en realidad. Claro que son animales peligrosos, pero la densidad es tan baja y son tan huidizos, porque se los comen. Entonces, es poco probable que el caimán vaya a atacar a alguien», comentó para EsPaja.com Omar Hernández, director de la Fundación para el Desarrollo de las Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales (Fudeci).
Aunque haya pocas probabilidades de toparte frente a frente con esta especie, no está descartado por completo. Después de todo, la función de los parques nacionales es conservar las especies naturales del sitio. En el caso hipotético de que turistas y caimanes se crucen, lo más recomendable es mantener una distancia prudencial, no intentar capturarlo y mucho menos darle de comer. «El animal puede asociar la presencia humana con comida. Ahí sí vendrían los problemas y pudiera darse un ataque», señaló el fundador de Proyecto Kanta.
También las autoridades deberían señalizar aquellas zonas en las que haya presencia de caimanes. «Lo fundamental en un parque nacional es la fauna y la flora. Si a una playa llega un caimán, no hay que sacar al caimán, hay que sacar a la gente. Debemos fomentar el ecoturismo, que los lugareños paseen a los turistas y le tomen fotos al caimán. No hay que verlo como un problema. Puede ser un beneficio para la gente del lugar», puntualizó Hernández. Las decisiones de captura o reubicación del caimán de la costa solo pueden hacerlas las autoridades competentes en fauna silvestre.