EsPaja | ¿Gobierno de Maduro garantiza un sistema público de salud gratuito y de calidad?
Es paja. Testimonios como los de los niños, niñas y adolescentes del hospital JM de los Ríos en la audiencia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos del 30 de junio de 2021 y otros, sirven de prueba de que, ni antes ni después de la pandemia, hay una política «preexistente» de salud pública gratuita y de calidad, como afirma Maduro
Texto: Alexis Correia
«Venezuela ha logrado mitigar y controlar la pandemia gracias a una política social preexistente de salud pública gratuita y de calidad», afirmó Nicolás Maduro el 22 de febrero de 2021 en una intervención a distancia ante el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Centrémonos en la segunda parte de la frase: en Venezuela, con pandemia de covid-19 o sin ella, hay una política «preexistente» de salud pública gratuita y de calidad.
Es una constante en el discurso del mandatario venezolano. A la presunta salud pública «gratuita y de calidad» en el país suramericano se refirió, por ejemplo, en su presentación de memoria y cuenta anual en enero de de 2021 y en el aniversario de la Misión Barrio Adentro (12 de junio de 2021). Es, de hecho, una garantía en la Constitución vigente (artículos 83, 84 y 85). ¿Se cumple en Venezuela, como afirma Maduro?
No hay salud pública gratuita y de calidad en Venezuela, por lo menos para Winkler López. Es uno de los pacientes renales que espera por trasplante en el hospital de niños, niñas y adolescentes JM de los Ríos de Caracas.
«Los antibióticos son muy difíciles de comprar y difíciles de conseguir, porque si no los hay en el hospital, a nosotros como pacientes nos toca costearlos, y a veces nosotros no contamos con el dinero para comprar esos antibióticos. Entonces es algo que se escapa de las manos de nosotros como pacientes», afirmó Winkler en su testimonio en la audiencia a distancia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, junto a otros niños y jóvenes (30 de junio de 2021). Testimonios que fueron posibles gracias al trabajo de las ONG Cecodap y Prepara Familia que llevan el caso ante la CIDH.
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Un total de 23 niños, niñas y adolescentes del servicio de Nefrología del JM de los Ríos fallecieron esperando trasplantes entre 2017 y marzo de 2021, a pesar de estar protegidos por medidas cautelares de la mencionada Comisión Interamericana de DDHH. Incluso esa lista se queda corta, pues otros seis pacientes menores de edad del hospital murieron entre abril y junio de 2021. Para ellos no estuvo garantizada una política de salud de calidad.
«El hospital no cuenta con el personal adecuado en cuanto a cantidad. En calidad son los mejores, pero en cantidad son muy pocos y trabajan con las manos. Cuando hay uno o dos, no hay equipos. Por ejemplo, para procesarme la sangre (…). También falta la comida. Es un tema bastante delicado en el hospital, porque no nos cumplen la dieta que merecemos. En el hospital lo único que dan es granos, arroz solo o una arepa pelada, lo que no es una nutrición balanceada», testificó el mismo día Cristina Zambrano, paciente de Hematología en el mismo centro público de atención. La audencia completa ante la Corte Interamericana puede observarse en este link.
¿Calidad sin agua?
Una crisis paralela de los servicios públicos es solo una de las aristas de la emergencia sanitaria en Venezuela. Esta última conclusión no es nuestra. «La situación sanitaria del país es grave: los hospitales carecen de personal, suministros, medicamentos y electricidad para mantener en funcionamiento los equipos», constató Michelle Bachelet, alta comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, en su reporte sobre Venezuela de julio de 2019.
La Encuesta Nacional de Hospitales es una herramienta de medición recolectada entre personal de salud pública por la ONG Médicos por la Salud. Su balance de 2019 detalló que solo 9% de los centros de atención del Estado monitoreados recibía un servicio regular y continuo de agua corriente.
En rojo: servicio de agua en los hospitales, según la Encuesta Nacional de Hospitales de 2019 de la ONG Médicos por la Salud
Maura Zerpa y Mireya Gavidia —familiar de paciente y paciente renal, respectivamente— narraron con nombre y apellido cómo tenían que pagar una cuota por un camión cisterna de agua en la unidad de diálisis de Seneca, una dependencia del Seguro Social en Acarigua, estado Portuguesa (El Pitazo, enero de 2020).
164 muertes calificadas como «evitables» fue el desenlance de fallas de energía en hospitales en 2019, un año de una cadena de apagones nacionales que comenzaron el 7 de marzo.
Solo 164 ambulancias se encontraban en funcionamiento en 13 estados de Venezuela para atender a un aproximado de 20 millones de habitantes, según un monitoreo del equipo de reporteros de El Pitazo publicado en junio de 2021, lo que representaba un déficit de 654 ambulancias según los parámetros demográficos de la Organización Mundial de Salud. Esto implicaba que pacientes de hospitales públicos debían pagar la contratación de ambulancias privadas, según la misma investigación.
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También en pandemia
«Tuvimos que pagar por los equipos de bioseguridad de cada enfermero, camillero, médico y especialista que tenía contacto con ellos», relató Lucía Tovar, hija de dos pacientes de COVID-19 hospitalizados durante dos días en la Ciudad Hospitalaria Enrique Tejera (CHET) de Valencia, al portal Crónica Uno (25 de abril de 2021).
«Debíamos tener al menos tres kits de bata, gorro, guantes, mascarilla y zapatos quirúrgicos. Cada uno lo conseguíamos en 20 dólares. Entre los equipos de protección del personal, el café y la comida que nos pedían los vigilantes, y las inyectadoras, gastaba en un día más de 100 dólares”, agregó Tovar.
“Casi se muere mi hijo porque no podían atenderlo. No había sutura para una herida, tuvimos que salir y recorrer decenas de farmacias para poder comprar lo que necesitábamos: alcohol, gasas, jeringas, hilo, agujas, bisturí, solución y hasta la anestesia porque en el (hospital) General del Sur no había”, narró en el mismo reportaje María García, madre de un paciente renal en Maracaibo.
«No estamos para nada dotados, nos toca reusar batas, tapabocas… Lamentablemente no hay suficiente. Cada vez que se desocupa una cama, otro paciente entra. Estamos colapsados. Hemos tenido casos de pacientes que se hospitalizan, egresan y todavía no hay reporte del resultado de la prueba COVID del paciente, y eso influye en la cantidad de casos reportados», declaró Carlos Pérez, médico internista e infectólogo de 29 años, durante uno de los picos de contagios por la pandemia en hospitales públicos de Caracas (BBC Mundo, abril de 2021).
Los testimonios reportados, así como el reporte de organismos internacionales como la citada Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, prueban que en Venezuela no había política «preexistente» de salud pública gratuita y de calidad, antes de la pandemia, y tampoco con la llegada de esta. No para todos los pacientes de los hospitales públicos.