¿Espía yo?, por Teodoro Petkoff

¡Vaya! Los adversarios de Giordani en el seno del Gobierno ya encontraron la fórmula para salir de él: van a hacer un clon de Cordiplan en el sótano del Palacio Blanco, con lo cual el original, bajo el mando de Giordani, dedicará sus empleados a jugar «la vieja» y damas chinas. Según el almirante Molina Tamayo, el mamotreto que van a crear «no será un centro de espionaje sino una oficina de información estratégica que tendrá la tarea de analizar escenarios en las diferentes áreas de la vida nacional, para hacer recomendaciones al Presidente sobre la formulación de políticas de Estado». O sea, que Cordiplan, que se ocupaba precisamente de eso, va sobrando. Chao, Jorge.
El almirante fue aún más específico, para que Jorge no se haga ilusiones: la tal oficina sotanera será «un mecanismo de consulta para la planificación y diseño de medidas relacionadas con la seguridad del Estado», pero, subraya el buen almirante, «seguridad entendida de manera amplia, con énfasis en el aspecto social». O sea, Jorge, que puedes ir pasando por administración a buscar tu liquidación.
Por otra parte, el traductor oficial del régimen, ciudadano José Vicente Rangel, puso en lenguaje llano eso del «monitoreo» de la vida nacional que se llevará a cabo desde el Palacio Blanco. Por ejemplo, nos pedagogizó José Vicente, «se hará un seguimiento de la prensa, porque esta proporciona muchos insumos de información». ‘Key, ‘Key, como decía la «peliteñida» Patricia. Pero, ¿no es de eso que se ocupa la oficina de información de la Presidencia? Chao, pues, José Nicolás Rodríguez (si es que todavía estás allí), chao, pues, Xiomira Villasmil, -cuando regreses del megaviaje te encontrarás como aquel infeliz jefe de Corpoindustria, que andaba con Chávez por China (en el otro viaje) y cuando regresó supo que estaba descamburado.
El almirante, nos tranquiliza. «No hay que tenerle miedo a la palabra inteligencia». Para los brutos, Molina especifica: «Da la impresión de que en Venezuela, cuando se habla de inteligencia, se habla de represión». Lo que pasa, almirante, es que da la casualidad que la palabra «inteligencia» tiene un fulgor siniestro cuando su letra inicial se la atraviesa entre las que componen los nombres de esos organismos filantrópicos denominados DIM y DISIP. Ambas «direcciones» son de «inteligencia» y por eso uno se asusta cuando ve la misma palabreja asociada a la inocente oficina científica que funcionará en el Palacio Blanco. Además, como se sabe, la inteligencia militar y policial es a la verdadera inteligencia lo mismo que la música militar es a la verdadera música. Tan «científica» será la oficina que, se explaya Molina Tamayo, su equipo estará integrado por politólogos, internacionalistas, ambientalistas, sanitaristas, sociólogos, abogados, ingenieros, sicólogos, periodistas y expertos en el área agroalimentaria y militar». ¡Qué alivio! Ya eso es una gran diferencia con la CIA, o con la vieja KGB o el G-2 cubano, cuyos integrantes, todo el mundo lo sabe, son puros recogelatas. Podemos, pues, respirar sin apremio: no seremos espiados sino monitoreados