«Está asustado y no quiere pagar 10 años»: piden libertad para adolescente Héctor Pinto
Johana Sequera, la mamá de Héctor Pinto, uno de los adolescentes detenidos en Carabobo desde el pasado 29 de julio, señala que han introducido diversos papeles en el Ministerio Público solicitando la revisión de medidas para que salga en libertad. «Hemos ido hasta Caracas pero nadie nos dice nada, solo que esperemos, que ese caso lo lleva Caracas pero todo es una incertidumbre, nadie nos ayuda»
«Yo no había querido dar entrevistas para que no vean esto como algo político, pero ya veo que no me paran. Mi hijo ya va para cinco meses preso, han soltado algunos niños pero a él no lo sueltan. Estoy desesperada y no encuentro qué hacer. Esto me está volviendo loca, igual que a mi hijo».
Así se expresa Johana Sequera, la madre de Héctor Pinto, un adolescente de 17 años que fue detenido el 29 de julio en Guacara, estado Carabobo, tras salir a buscar en una moto a una de sus hermanas mayores por temor a las protestas. Al joven lo detuvieron cerca del supermercado Luxor y se lo llevaron al Fuerte Paramacay, en Naguanagua.
Asegura que se ha mantenido callada esperando el proceso judicial por recomendación de los defensores públicos, pero tras la excarcelación de Mariana González, una adolescente de Carabobo, decidió denunciar la situación de su hijo. «Nosotros hemos metido papeles en todos lados, hemos ido hasta Caracas pero nadie nos dice nada, solo que esperemos, que ese caso lo lleva Caracas pero todo es una incertidumbre, nadie nos ayuda».
Johana Sequera supo del paradero de su hijo «por medio de un video que publicó el gobernador Lacava. Estuvo tres días en el Fuerte Paramacay, lo torturaron para que hiciera un video diciendo que María Corina Machado le había pagado para hacer disturbios, él se negó en hacerlo y lo golpearon. Estuvo sin comida ni poder beber agua por tres días, lo acostaron en el piso lleno de piedras».
Héctor fue presentado junto a otros 13 menores de edad ante el Palacio de Justicia, donde se le dictó privativa de libertad por los supuestos delitos de terrorismo, incitación al odio y resistencia a la autoridad.
En la audiencia preliminar pasó a compartir causa con Chelsea Venero, otra adolescente que fue detenida en Guacara, «cuando ni siquiera se conocían», afirma su madre. En esa audiencia le ofrecieron que admitiera los hechos para rebajarle la pena máxima (10 años) a seis años y ocho meses de prisión. Héctor nuevamente se negó.
«A él lo tratan bien pero está preso, él se deprime. Piensa que puede estar preso 10 años ahora que fue a juicio, porque ellos (fiscales) querían que admitiera que él había hecho eso. Él dijo que no iba a admitir algo que no había hecho, pero le insistieron que le daban seis años y ocho meses. No quiso y le dijeron que iba a pagar 10 años. Eso tiene a mi hijo atormentado, él lo que me dice es ‘dime mamá, si no me hacen caso y me meten 10 años, yo no quiero durar 10 años preso, por favor’. Yo estoy desesperada, de verdad no sé qué más hacer», dice Johana con la voz entrecortada.
Los temores de Héctor Pinto
Como en otros casos, en ninguna de las audiencias se han tomado en cuenta las denuncias de tortura o se ha ordenado hacerle exámenes médicos para verificar su estado de salud. Y es que Héctor Junior, desde la golpiza que le dejó «muchos chichones en la cabeza», sufre de dolores frecuentes.
«Él dice que no hay un día que no le duela la cabeza. Yo le paso ibuprofeno o algún otro medicamento, pero siempre se queja de eso», comenta Johana Sequera, quien no sabe si esos dolores responden al estrés al que está sometido Héctor o la propia golpiza.
Actualmente, Héctor Pinto está detenido junto a Chelsea en el Centro de Coordinación Policial de la PNB en Los Guayos, donde su madre puede visitarlo por dos horas los lunes y viernes, aunque debe acudir todos los días para llevarle desayuno, almuerzo y la cena.
«Me dice que está muy asustado y no quiere pagar 10 años. Una vez me dijo que si a él le ponían esos 10 años él iba a atentar contra su vida porque no podía ponerme más cargas a mí, osea 10 años en esa tortura y él dice que no. Yo hablé con él y le di fuerzas, le dije ‘no papi, no pienses eso. Tu mamá está luchando. Tu mamá es fuerte y tú también tienes que serlo, no me digas esas cosas Héctor’. Pero yo lo veo muy deprimido, él sabe que la cuestión está fuerte en todo, económicamente, que esto genera mucho gasto y no me está ayudando. Siempre de niño ha sido un hombrecito que me ha ayudado a mí», lamenta.
El adolescente tenía que iniciar el 5to año de bachillerato por parasistema, donde ve clases los sábados, el pasado mes de octubre. También lo espera su trabajo en un taller mecánico y los juegos de basket con los que se distraía en su tiempo libre.
Quería estudiar para ingresar al Cicpc. «Con esto creo que ya no», dice su mamá.
«Él es muy tranquilo, no es de estar en la calle. Yo soy mamá soltera, tengo otras dos hijas de 20 y 18 años. Héctor siempre fue el hombrecito de la casa, siempre me ha ayudado trabajando, pagando sus estudios. Él es muy estudioso. Él se siente mal porque como era quien me ayudaba en la casa, él sabe que me las estoy viendo fuerte porque dejé de trabajar para poder llevarle comida tres veces al día. Él sabe que me las estoy viendo apretadas y eso le preocupa mucho». explica Johana Sequera.
La madre pide que revisen su caso y le den una oportunidad para estar en libertad. «Que le averigüen la vida a mi hijo para que vean que él no es ningún terrorista. Que le den una oportunidad, así sea una medida cautelar pero que le den una oportunidad. Él es inocente, que le den la oportunidad de demostrarlo. Revisen el expediente y todo lo que tengan que revisar porque están haciendo una injusticia con esos dos niños que están en la PNB Los Guayos. Están sufriendo mucho».