Está prohibido, pero …, por Gisela Ortega

Autor: Gisela Ortega | [email protected]
Cada año se producen, en todo el mundo, aproximadamente 50 millones de abortos. De este total, 30 millones se producen legalmente y 20 millones en forma clandestina, de acuerdo al informe publicado por Socio-Cultural and Political As, from an Anthropological.
Por su parte el Center for Reproductive Rights, señala que anualmente se realizan en todo el planeta alrededor de 20 millones de abortos en condiciones inadecuadas, que causan casi 80.000 muertes de mujeres y cientos de miles de incapacidad. En algunos países el realizado en condiciones insanas es una de las causas más comunes de la mortalidad.
Las altas cifras de mortalidad y lesiones en las mujeres a consecuencia del aborto realizado en condiciones de riesgo son testimonios trágicos del fracaso de la sociedad en salvaguardar los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. El aborto en condiciones de riesgo es una de las causas de mortalidad y morbilidad materna más tratable y fáciles de evitar.
El creciente conocimiento sobre el efecto que la diferencia de género ejerce en la salud de las mujeres, ha hecho que los gobiernos, instituciones de las Naciones Unidas y organizaciones no gubernamentales reconozcan que el respeto por los derechos humanos debe ser el punto de partida para mejorar la salud sexual y reproductiva de la mujer.
Es natural que el aborto sea un asunto conflictivo en la sociedad. No hay otra materia que se relacione de manera tan directa con la propia preservación de la especie. Es difícil respetar el derecho de la madre y atender, a la vez el derecho del niño que aún no nació. En una decisión histórica, en 1973, la Suprema Corte de los Estados Unidos decidió que es la madre quien decide hasta el sexto mes de embarazo.
En los años de la década de 1991/80, la liberación se convirtió en blanco predilecto del conservadorismo americano. Entre 1977 y 1994 ocurrieron 1.700 atentados contra clínicas para abortos en el país. Las naciones alineadas tras el comunismo tenían un comportamiento claro en este asunto: liberación total e irrestricta. Se estima que en Cuba cerca del 40% de los embarazos terminan en aborto. Así ocurría en la Polonia comunista. El gobierno post comunista, con fuerte influencia católica, prohibió el derecho al aborto.
La mayoría de la población del planeta vive en países con legislación liberal, comenzando por China donde el control demográfico es una estrategia fundamental del gobierno. Japón es un caso especial, ya que no restringe el aborto pero prohíbe radicalmente el uso de píldoras anticonceptivas. El resultado es una alta tasa de aborto. Pocas naciones admitían el aborto hasta hace tres décadas. La despenalización en Inglaterra, en 1967, se considera un hito en el grupo de países donde el aborto ilegal es homogéneo.
En la actualidad en América Latina y el Caribe el promedio de muertes maternas en la región es de 194 mujeres por cada 100 mil nacidos vivos, la cuarta tasa más alta en el mundo. Recordemos: el aborto clandestino llega a los cuatro millones al año, de los cuales 800 mil casos requieren hospitalización por complicaciones subsecuentes.
Se calcula que por cada 1.000 mujeres en edad reproductiva (15-49 años) se practican 30 abortos inseguros. El 21% de las muertes relacionadas con el embarazo, parto y posparto tienen como causa las complicaciones del aborto inseguro, según datos de la Organización Mundial de la Salud. Asimismo, se calcula que por día por lo menos 2.191 mujeres y adolescentes son hospitalizadas en la región debido al aborto inseguro.
Otras estimaciones indican que se registran casi cuatro abortos por cada diez nacidos vivos en Brasil, Colombia, Perú y República Dominicana, y cerca de seis abortos en Chile por cada diez nacimientos. Los abortos inducidos son más numerosos que los espontáneos en los países de América Latina.
Mujeres Hoy, señala en su informe que cada año, 46 millones de mujeres de todo el mundo recurren a la interrupción voluntaria de un embarazo. De éstas, el 78% vive en países en vías de desarrollo y el 22% en desarrollados. El 13% de las 600.000 muertes anuales de mujeres relacionados con embarazos a nivel mundial, son el resultado de abortos inseguros.
La mortalidad por aborto inducido es de 0.2 a 1.2 por cada 100.000 abortos en naciones donde está permitido. En cambio, donde es penalizado se producen 330 muertes por cada 200.000 abortos. Un abismo de diferencia.
Tras la realidad de estas cifras, hay mujeres y parejas que han decidido poner término a un embarazo no deseado, decisión siempre difícil de tomar, sobre todo debido a la presión social y de las iglesias, especialmente la católica que se opone no sólo al aborto sino a toda forma moderna de anticoncepción.
El debate debe continuar y, sea cual fuere la decisión tomada sobre el tema que toca a todos los que lo estudian a profundidad, la misma debe considerar todos los factores: los éticos y morales, los religiosos, los culturales, los políticos y sin lugar a dudas, los de salud pública.
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