Estos son los días de brutalidad y violencia… y no hay contención, por Beltrán Vallejo

Correo: [email protected]
Tristeza y pesadumbre. Esos sentimientos me invaden no sólo ante la expectativa de una Venezuela estancada y en retroceso en manos de la ignominia como gobierno, sino también en un entorno planetario de Estados brutalizados, insensibles, arbitrarios y soberbios, y nada los contiene en eso de hacer sufrir a pueblos enteros, nada se los impide.
¿Por qué el mundo ha retrocedido tanto que casi se parece al planeta aquel en los días cuando liderazgos fascistas y totalitarios encendieron el polvorín de la segunda guerra mundial? ¿Por qué América viene para atrás con modelos de gobierno donde predomina la agresividad, la amenaza, la represión, el chantaje, la violación sistemática de derechos humanos, y donde impera el crimen, la corrupción y todo tipo de maldad? ¿Por qué mi Venezuela continúa en esta época de generaciones frustradas, donde disentir es un delito, donde el modelo imperante es de un gobierno policial y militar, porque de popular es un chiste macabro después del robo electoral del año pasado?
Y lo peor de todos estos escenarios es que nada detiene los abusos de los abusadores; ellos van a la libre, no tienen impedimentos ni en sus territorios ni en el ámbito internacional. En el mundo nada sirve para detener a los gobiernos criminales.
Ayer leí que la Corte Penal Internacional, en un procedimiento no muy claro, logró capturar para su enjuiciamiento al expresidente Duterte quien gobernó Filipinas con mano de hierro, y por lo que está acusado de asesinatos masivos durante su fulana guerra contra las drogas en esa nación asiática. Ante esa noticia, casi que lo que sale es una risita ante esta mínima anécdota en medio de tantos regímenes que oscurecen el panorama de los derechos humanos.
En lo que concierne a América, lo que está haciendo Trump en materia de inmigrantes no tiene perdón de Dios, y me disculpan de nuevo mis amigos trumpistas criollos, pero lo que le está haciendo a los venezolanos, metiendo a todos en el saco del «Tren de Aragua», es literalmente una maldad abismal; es un co…de ma… ese carajo enceguecido por un racismo inocultable y prehistórico.
Tanto abuso así para resolver una política migratoria, y que ese supremacismo sea aplaudido por una clase política y económica en ese país, y que por cierto también tiene sus orígenes en la inmigración, es casi que paranoico. Sobre ese tema, lo que haga Maduro es una desvergüenza; él y su aristocracia política en el poder durante dos décadas son los principales responsables de que mucha gente haya cogido hacia EEUU y hacia Sudamérica.
Más abajo, un México gobernado igualmente por una clase política tanto de izquierda como de derecha que por indolencia, complicidad, corrupción e incompetencia ha permitido que ese país sea la capital mundial de la sangre, el exterminio, el narcotráfico, la globalización del crimen, los secuestros, las desapariciones y las matanzas. Casi que es un completo «Estado fallido», como dirían los tecnócratas.
Por su parte Nicaragua, es un neobarroco país gobernado por un cacique y su mujer en expresión matrimonial de dictadura agorilada y sin freno. Pero nadie mira hacia esa aldea del delito; nadie se acuerda de esa selva aterrorizada por una pareja de cunaguaros.
En lo que concierne a el Salvador, este es un gigantesco campo de concentración, donde ahora Bukele, a precio de no sé cuantos dólares por cabeza, recibe a venezolanos sacados a patadas de EEUU, le corta el cabello a modo «coco pelado» y los encierra como animales en galpones donde la dignidad humana desaparece.
Deberías venir para Venezuela para que los venezolanos de bien te recibamos para darte una medalla, pero de a palos, Bukele.
De Cuba, hoy esa charca pasa por los momentos de mayor penuria económica y social desde la época de la caída de la Unión Soviética, y ahí está ese pueblo que de vez en cuando recobra algo de dignidad para realizar alguna protesta y para recordar que ya van para siete década gobernados por el mismo partido político, todo un prolongado tiempo de desangre de un pueblo sepultado en la desesperanza de pasar los días lánguidos sin hacer un carajo, y sin brillo en su existencia arrinconada frente al Caribe.
A Argentina la agarró un loco, definitivamente. Milei tiene problemas mentales, y en su locura se implementan medidas que sólo afectan a los más necesitados, al pueblo pobre. Su antiestatismo solo aflora como «aporofobia» que más temprano que tarde terminará en arrechera colectiva.
*Lea también: La embajada donde solo entran las guacamayas, por Javier Conde
Y termino mi resumen de la desvergüenza con mi Venezuela, que el año pasado se vistió de gloria derrotando al continuismo madurista en las urnas, pero que hoy está de rodillas aterrorizada, maniatada, desmoralizada, y por más carnavales y fiesta en Elorza que se difunda como supuestas evidencias de un pueblo que está gozando un puyero, la verdad es que la arrechera de esta nación sin salario y sin futuro, sin salud y sin educación, sin ciencia y tecnología, sin producción y sin emprendimientos sólidos, tendrá que decantarse de alguna manera porque el venezolano no es cubano, ni chino, ni ruso para pasar toda su existencia sin democracia, sin calidad de vida y sin sobre todo esperanza.
Ojo que me faltó comentar algo de Putin y de la Ucrania que él masacra, de Netanyahu y de una Gaza que él está borrando del mapa con todo y gente, de la tiranía china, del áfrica que se desangra, y demás ejemplos que me llevan a preguntar ¿hasta cuando este infierno en la tierra?
Beltrán Vallejo es Licenciado de la Escuela de Humanidades y Educación de la UDO.