Excusas, en nombre del Director; por Simón Boccanegra
Este minicronista quiere hacerle un reconocimiento a Chávez en la explicación que dio ayer en eso de la revolución por las buenas o por malas. Yo, que no lo oí en Maracay, aunque tuve el pálpito de que no había dicho eso, no opuse resistencia cuando el Director, sin verificar, aceptó la interpretación de otros medios. Me acuso de haber cedido ante la paranoia que afecta a la gente que anda alucinando. El otro día, sin ir muy lejos, una persona me dijo, con mucha seriedad, que ya Chávez se jodió porque los marines estaban a 1.000 kilómetros. En verdad, Chávez en Maracay no hizo sino repetir lo que en otras ocasiones ha dicho, incluso citando a John F. Kennedy, sobre los peligros de bloquear revoluciones pacíficas, porque eso llama a la violencia. Más bien insistía en la naturaleza pacífica del «proceso». Lo cual no es lo mismo que la interpretación que se le dio (y que el editorialista también perpetró) de que había amenazado con desenvainar la espada ahora mismo. Cambiando el tercio. La despedida a Elías Jaua fue la propia patada hacia arriba. Si nos atenemos a los elogios que le propinó, la pregunta es por qué no lo dejó en el cargo.