Fabiana Rosales: «Estamos gestionando la continuidad del plan Madre María de San José»
Los beneficiarios del plan Madre María de San José que empiezan a divulgarse en las cuentas de redes sociales de representantes del gobierno interino, fueron atendidos el año pasado
A mediados de 2020, el gobierno interino de Juan Guaidó empezó a ejecutar silenciosamente el plan Madre María de San José, un programa de ayudas dirigido a intervenir quirúrgicamente a menores de edad con problemas de salud.
El programa funcionó bajo una licencia otorgada por la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, que otorgó una porción de los fondos que Washington bloqueó de cuentas chavistas, y llegó a su fin en diciembre de 2020.
Ante esta culminación, Fabiana Rosales, esposa del mandatario interino y encargada de encabezar el plan Madre María de San José, aseguró que ya realizan gestiones para extender el proyecto, pero aclaró que las ayudas acabaron, ya que se agotó el presupuesto otorgado por la OFAC.
«Para los que nos mandan sus casos, actualmente estamos gestionando cómo seguir ayudando durante el 2021. Ya el programa completó su presupuesto, cumplió con todos los procedimientos de contraloría y auditoría pertinentes para la licencia que nos otorgaron», expresó durante un live transmitido en su cuenta de Instagram @fabiirosales.
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Rosales explicó que los casos que empiezan a mostrar en redes sociales en las últimas semanas, realmente fueron atendidos a mediados del año pasado, entre junio y septiembre de 2020, mientras que las últimas solicitudes recibidas en diciembre están procesándose actualmente.
Hizo énfasis en que la magnitud de la emergencia humanitaria en Venezuela es más compleja de lo que parece, y que la única forma de comprenderla es acercándose a las personas que la padecen. Por eso invitó al live a los padres de dos niñas atendidas por el programa, Natalia y Amy, que fueron intervenidas con operaciones del corazón.
De igual forma, resaltó los obstáculos que se presentaron al momento de prestar la ayuda, especialmente bajo la persecución del Gobierno que encontró en la pandemia una excusa perfecta para instalar alcabalas en todo el país e incrementar su control sobre la población. Por este motivo, el equipo de Guaidó decidió mantener bajo perfil el proyecto y guardar el anonimato de los beneficiarios.
«Vivimos en una dictadura y quisimos mantener bajo seguridad a los beneficiados y al equipo que estaba trabajando. Hay alcabalas en todas partes. Incluso para los beneficiados poder moverse, tuvieron que sortear varios obstáculos de la dictadura», acotó Rosales.