Falacias, por Orlando Chacón
Autor: Orlando Chacón | @Orlandochacon_
En la Venezuela convulsionada donde el hambre entró a los hogares sin tocar la puerta, la miseria invadió nuestras calles de forma agobiante y muy al contrario de salvar vidas, nuestros hospitales son protagonizados por la muerte, la frustración y la impotencia; un festín ilusorio se convierte en Política al asumir que la verdad misma la tiene una persona o un grupo, actuando de hecho, igual aquel populista que en 1998 impuso su verdad a través de falacias y 20 años después pretenden imponer la misma “verdad” pero con las armas.
Muchas han sido las vías y válvulas de escape que se han planteado a esta crisis durante 20 años de horror, algunas bajo ideales coherentes pero acciones estériles y otras bajo ilusorias salidas, tormentosas y sumamente dogmáticas. Los regímenes totalitarios no se derrotan con personalismos, líderes mesiánicos y mucho menos con empresarios salvadores. Simplemente no hay atajos, soluciones mágicas o salidas fáciles.
Con mucho respeto, debo decirles a Oscar García, Alberto Franceschi, Aristigueta, Gerbasi e incluso a Diego, Antonio, María Corina y todo aquel que a través de redes sociales desatan aquel festín ilusorio, que nadie, nadie, les ha impedido ponerse de primeros junto a sus seguidores e implementar sus propuestas, que de ser tan buenas y contar con aquel gigantesco liderazgo ¿Por qué no dan resultado?
En los últimos días, he podido ver como se lanzan a la palestra pública ofertas de libertad que no son más que falacias. Las probabilidades de que por sí solas unas elecciones presidenciales, las sanciones a altos funcionarios, un embargo, un Golpe de Estado, el default (en el que estamos hace rato), una intervención militar extranjera, un alzamiento de tropas insurreccionales venezolanas, un estallido social y el diálogo de República Dominicana puedan ser la válvula de escape que nos lleve a la libertad, es sencillamente ridículo, aunque sea forzoso reconocerlo, nada por si solo es suficientemente contundente como para generar el cambio que necesitamos.
Lo malo no es que sean planteadas, sino que opositores que creen en ellas se insulten entre si defendiendo cada uno su errónea posición. La estrategia que sepa combinar en un mismo tablero a todos los factores: la protesta de calle, la presión internacional, la negociación Política y la unión de la Sociedad Civil en pleno, será la única que podrá de forma eficaz generar una salida democrática a la Dictadura que hoy se instaura en nuestra amada Venezuela.
Para que en Venezuela podamos ir a unas elecciones verdaderamente libres, debemos tener a un nuevo CNE, la actualización del padrón electoral y las garantías de cumplimento de la ley en los centros de votación. Unas elecciones verdaderamente libres serán aquellas donde el pueblo no participe, sino que decida. Unas elecciones verdaderamente libres serán aquellas donde todos los partidos políticos y todos nuestros Dirigentes puedan participar, Henrique, Leopoldo, Ledezma, María Corina y todo aquel que se comprometa a rescatar nuestro país bajo los valores democráticos, éticos, sociales y morales que deben de regir nuestra nación.
El cambio en Venezuela será un proceso sumamente traumático, difícil, aún más cuando la dictadura de Maduro pretende tener a la oposición de su preferencia.
La principal amenaza de Maduro, no es el imperio, no es el Grupo de Lima, incluso la principal amenaza de Maduro no es Diosdado, Rafael Ramírez o Tareck. La principal amenaza y gran enemigo de Maduro se llama Nicolás. Lo mismo ocurre con nuestra oposición, su mayor amenaza no es la Dictadura, si no ellos mismos.
Llegó la hora de revisarnos nosotros, he cuestionado lo establecido en más de una ocasión, la forma en la que se han tomado las decisiones y esas decisiones que precisamente hemos tomado como oposición, bajo la euforia de los momentos políticos nos ha llevado a hacer cálculos inmediatistas, pero la verdad es que la política es un proceso y estamos en el peor momento. La honestidad no es sólo no robar, la honestidad es decir la verdad.
Los venezolanos por 20 años hemos cumplido una sentencia impuesta por un militar golpista que a través de un discurso populista nos condenó a vivir bajo la oscuridad. No podemos seguir creando falsas expectativas ni recurrir a discursos cargados de palabras bonitas, enardecidos y sin sustento real. Aferrarse en estos momentos a una sola vía para salir de esta fosa, es sumamente dogmático. Pues implica mantener al régimen en el poder si no es precisamente por esa vía que se da su salida.
Frente a la rabia, frustración, desesperanza y, sobretodo, desesperación que agobia a los venezolanos, debemos ser responsables y asumir el 2018 como el año del entendimiento, para que podamos juntos encontrar una solución a la crisis que diariamente cobra centenares de vidas por hambre, falta de medicamentos e inseguridad.
Rescato la frase de un líder que admiro en nuestra oposición, Miguel Pizarro. “Este país tiene que cambiar y el primer paso para que eso suceda es que nosotros estemos convencidos de que somos el reflejo de ese cambio. Solo predicando con nuestro ejemplo construiremos la Venezuela que merecemos”.
Queremos dejar atrás años de conflictos y comenzar a transitar un nuevo camino en el que encontremos soluciones en vez de culpables. El futuro nos espera, hacia allá vamos. Juntos vamos a lograr lo que parece imposible.
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