Fallas eléctricas hicieron de velas y linternas artículos de primera necesidad
eEn 2019 los venezolanos en todo el país -incluidos los caraqueños- vivieron una debacle en el servicio eléctrico con los tres apagones nacionales registrados en marzo, abril y julio, situación que no ha podido tener una solución definitiva debido a falta de financiamiento y de voluntad política
La electricidad, al igual que el agua, es uno de los servicios públicos del que depende la sociedad moderna. La mayoría -por no decir la totalidad del país- sufre constantemente cuando la energía eléctrica falla y deben tomar correctivos para evitar la sobrecarga y daño de los equipos una vez que regrese el servicio.
En teoría, el Sistema Eléctrico Nacional (SEN) tiene una capacidad instalada para generar unos 24.000 MW a través de un sistema interconectado resultante de la unió que Corpoelec hizo de las empresas dedicadas a este servicio en todo el país, entre ellas Edelca, Enelven y Electricidad de Caracas, Cadafe, entre otras. ¿Por qué entonces hay estados que padecen severos cortes de luz?
2019 a oscuras
El Sistema Eléctrico Nacional (SEN) fue, sin duda, uno de los principales protagonistas del reflejo de la crítica situación del país durante 2019. Aunque la crisis en el sector ya era palpable en 2018 (con los racionamientos eléctricos en estados ubicados al occidente de Venezuela debido a la falta de inversión por parte del Ejecutivo en el mantenimiento en los sistemas de apoyo al hidroeléctrico proveniente de Guri), fue el 7 de marzo cuando quedó evidenciado el colapso del sistema al quedar 95% del país a oscuras.
A partir de esa fecha, las fallas en el suministro eléctrico se volvieron una constante. Por un lado, la administración de Nicolás Maduro acusó a la oposición venezolana y a EEUU de haber realizado «ataques electromagnéticos» y «físicos» a las instalaciones de Guri, mientras que los sectores que adversan al gobierno aseguran que lo ocurrido es producto de la desinversión y la falta de mantenimiento por parte del Estado.
Otros dos apagones nacionales generaron pérdidas millonarias por daños en electrodomésticos, alimentos y medicinas, amén de las empresas y comercios que se vieron imposibilitados de mantener sus operaciones. El sistema financiero también colapsó ya que la falta de efectivo, las fallas en los puntos de venta y en conectividad catapultó al dólar como medida de pago; ello sin contar con la fragilidad del SEN al no contar con alternativas a generación eléctrica más allá de Guri.
Las velas, los celulares y las plantas eléctricas, al igual que el hielo, pipotes y tobos se convirtieron en los nuevos artículos de primera necesidad de los venezolanos.
En julio se produjo el otro gran apagón nacional. Nuevamente el gobierno acusó a EEUU y la oposición de generar ataques «electromagnéticos», tesis que expertos en el área desestimaron al aclarar que el SEN tiene equipos analógicos y que tales acciones son difíciles de llevar a cabo para desactivar la generación de electricidad. En esta oportunidad, la administración de Nicolás Maduro acosó y obligó a escapar del país al ingeniero eléctrico Winston Cabas, una de las principales voces que alertó sobre la crisis eléctrica y quien indicó cuál fue el problema en esa oportunidad: dificultades en la línea 765 MW, la más grande y larga del país.
Por otra parte, el deterioro de varias subestaciones por el robo de «material estratégico» o el estallido de otras por la sobrecarga acumulada y vetustez de los equipos, ha complicado aún más la generación y distribución de electricidad. El Ejecutivo insiste en que se trata de «saboteos» para perjudicar su gestión, mientras que la oposición alega que es producto de la dejadez del Estado.
Son varios los estados que durante meses han vivido severos racionamientos de más de siete horas e incluso Caracas, considerada como una «burbuja» donde nada pasa, ya está resintiendo las deficiencias del SEN. La crisis del sector cobró el «tributo» de dos ministros: Luis Motta Domínguez e Igor Gavidia: el primero estuvo por más de tres años al frente de Corpoelec -entre ellos los de la sequía en el embalse de Guri-, mientras que Gavidia, quien repetía en el cargo, duró menos de un mes en el cargo debido a su ineficiencia.
Desde el Ejecutivo se propuso un «plan de administración de carga» –que no es más que un racionamiento– en el que quedarían exentas el Distrito Capital, Vargas, Miranda y Delta Amacuro. Sin embargo, la intermitencia en el servicio ha llevado a muchas personas a comprar plantas eléctricas para mantenerse alumbrados.
La Corporación Andina de Fomento (CAF) estaría otorgando un crédito de unos 350 millones de dólares para mejorar el SEN la situación en los estados Zulia, Táchira, Mérida y Nueva Esparta, que estaría siendo diligenciado por el llamado Grupo de Boston; préstamo que vendría a ser una gota de agua en medio del mar de más de 20.000 millones que requeriría inicialmente para recuperar el sistema eléctrico nacional.
Los expertos
La presidenta del Comité de Afectados por los Apagones, Aixa López, manifestó recientemente que durante 2019 se contabilizaron unas 80.700 fallas en todo el país relacionadas con el SEN, y denunció que eso se debe a la falta de atención por parte del Ejecutivo venezolano.
Además de alertar que las complicaciones se duplicaron respecto a 2018, manifestó que «es lamentable que a esta fecha tengamos que dar un balance tan oscuro del sistema eléctrico nacional, hemos contabilizado 80.700 fallas; esto ha duplicado años anteriores. El estado que se ha visto más afectado Zulia con 40.877 fallas, seguido de Táchira, Mérida, Trujillo y Miranda”.
En su opinión, los apagones del 7 y el 25 de marzo fueron los más críticos de 2019 porque se registraron problemas en todo el territorio nacional, donde Caracas tuvo cuatro días sin luz y otros estados tardaron entre siete y ocho días en recobrar el servicio.
El vicepresidente del Colegio de Ingenieros en el estado Carabobo, Nizar Richani, coincidió con López en que los eventos de marzo y abril «fueron uno de los temas más complejos que vivimos» porque, en su opinión, la ciudadanía no está preparada para poder sobrellevar un problema de gran envergadura como esa.
Alertó que en muchas de las termoeléctricas del país, en especial Plantacentro, han salido de operaciones por falta de mantenimiento, y eso hace que el SEN «se vea agotado y disminuido», por lo que considera que el problema de la electricidad debe ser atacado de forma inmediata «con resultados a corto, mediano y largo plazo» para generar al menos entre 4.000 y 5.000 MW para garantizar el servicio en el país, ya que actualmente hay una generación de 6.500 MW aproximadamente desde Guri, lo que es insuficiente para cubrir la demanda.
Entretanto, el presidente del Observatorio Venezolano de Servicios Públicos (OVSP), Julio Cubas, resaltó que la distribución de electricidad «mejoró mucho entre junio y diciembre» de 2018, pero en el primer semestre 2019 la tendencia se revirtió.
Indicó que en el último estudio realizado, fechado en septiembre de 2019, el 61% de las personas en siete ciudades del país tienen opiniones negativas respecto al servicio eléctrico, posicionándose apenas detrás del tema del agua (entre 65 y 68%.
Las ciudades que entraron en el sondeo fueron Ciudad Bolívar, Barcelona, Caracas, Valencia, Barquisimeto, Maracaibo y San Cristóbal. A pesar de la muestra del 61% de validación negativa general, en las urbes más occidentales del país como las capitales de Táchira y Zulia, hay una percepción negativa de 90 y 88% respectivamente.
Por dónde van los tiros
Aixa López considera que si no se toman correctivos para 2020 se registrarán más fallas, apagones y bajones. «En Caracas se han incrementado los bajones y las fallas eléctricas», señaló.
De igual forma, expresó que las autoridades deben hacer un balance real de lo que ocurre con el SEN y enumeren las fallas que existen, el estado del parque termoeléctrico, de las líneas de transmisión, las subestaciones y los transformadores, para así saber qué es lo que se debe corregir. A su juicio, ese procedimiento debe hacerse vía proyectos otorgados a terceros para que se ejecuten.
“Aquí no hay sabotaje, señores, tenemos 10 años estudiando el SEN porque afecta nuestra calidad de vida, sin electricidad no hay progreso, no podemos trabajar, no funcionan los bancos, los puntos, los ascensores, un caos el transporte, entonces hay que enfocarse a ver que está pasando y lamentablemente el gobierno nacional no ha tomado los correctivos necesarios para que el SEN pueda aportar esta energía que necesitamos todos”, argumentó López.
Por otra parte, Nizar Richani afirma que la compra de plantas eléctricas en comercios, pequeñas industrias y viviendas no ha funcionado debidamente por el precario abastecimiento de combustible.
Cubas, a su vez, resalta que la dependencia que existe de la energía hidroeléctrica es bastante alta, por lo que debe mejorarse la infraestructura de las plantas termoeléctricas para que sirvan de apoyo al SEN. En su opinión, la puesta en marcha de 15% del parque térmico se puede ayudar mucho al occidente del país, que ha sido el más golpeado por la crisis del sector.