Familiares de Modesto Díaz aseguran que tenía pinchazos en los brazos y no podía caminar
El preso político falleció una hora después de una visita familiar. En el acta de defunción dice que fue de un infarto intestinal
Autor: Lorena Meléndez | Runrun.es
Modesto Ramón Díaz, de 63 años, no recordaba cómo había llegado al Helicoide. Sí sabía que lo habían detenido cerca de su casa, específicamente frente a la clínica Vidamed de la avenida Solano, de Sabana Grande, en Caracas. También se acordaba de que habían allanado su vivienda, aunque eso no apareciera en el expediente que levantaron sobre su caso.
Después de eso, a su mente solo venía el momento en el que se despertaba preso en los calabozos del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), donde se presume que murió el pasado 4 de noviembre.
De aquellas lagunas de su memoria se habían enterado sus familiares cuando lo vieron, casi dos meses después de que lo arrestaron. Lo habían capturado el 25 de agosto y dos días después lo presentaron ante tribunales, donde estuvo junto a sus abogados.
Le imputaron porte ilícito de armas por supuestamente llevar consigo un fusil de asalto R15 y lo dejaron tras las rejas. Aunque sus defensores intentaron que se le otorgara un beneficio procesal que le permitiera estar en su casa por su edad y porque se trataba de un delito menor, nada consiguieron.
Durante dos meses, Díaz permaneció recluido en los calabozos del Sebin sin contacto alguno. “Nos dijeron que no lo podíamos ver porque estaba en período de adaptación”, relató a Runrun.es Queover Díaz, uno de sus hijos.
Fue el domingo 28 de octubre cuando por fin se autorizó la visita al arrestado. Al verlo, los familiares se encontraron con un hombre afectado tanto mental como físicamente. No tenía lesiones visibles, pero dicen sí lo torturaron psicológicamente.
“Le habían dicho que todos los miembros de la familia estábamos detenidos”, aseguró un allegado. En los brazos, afirmó su hijo, “tenía marcas de pinchazos”, similares a los que dejan las agujas para canalizar vías venosas.
A Díaz debían trasladarlo a tribunales el jueves 1 de noviembre para su audiencia preliminar, en la cual se determinaría si su caso iría a juicio o si se sobreseería, pero aunque sí llevaron a otros detenidos, a él no lo transportaron. Eso lo deprimió, según sus parientes.
El fin de semana pasado, sus familiares fueron a verlo al Helicoide y seguía “ido” y ya no podía caminar solo. El domingo 4 de noviembre, a las 3:00 pm, Queover se despidió de él. Una hora después de este encuentro, según el acta de defunción, Díaz falleció de un infarto intestinal agudo.
A las 6:30 pm sonó el teléfono de Marvin, otro de los hijos de Modesto Díaz. Desde el Sebin le avisaban que su padre sería trasladado al Hospital Clínico Universitario de Caracas porque se sentía mal. La familia llegó al centro de salud pero tardaron horas en saber si Díaz estaba allí.
Tiempo después, un médico que acababa de recibir la guardia les informó que el detenido había llegado sin signos vitales al hospital y que por eso había sido trasladado de inmediato a la morgue de Bello Monte.
Allí, finalmente, hallaron el cadáver luego de constatar que algo inusual sucedía en las instalaciones: el Sebin había cerrado la calle y custodiaba los accesos de la institución.
“Aquí estaba gente de la Fiscalía, de Derechos Fundamentales y creo que también de la Defensoría del Pueblo… Para mí, él murió en el Sebin”, señala uno de los parientes.
Díaz es la tercera persona que muere en un edificio del Sebin. Hace un mes, el 8 de octubre, el concejal Fernando Albán cayó desde el piso 10 de la sede de este organismo en Plaza Venezuela, donde se encuentran los calabozos subterráneos conocidos como “La Tumba”.
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