¡Feliz Día del Ejército!, por Teodoro Petkoff
La semana pasada, casi coincidiendo con el Día del Ejército, que es hoy, fueron expulsados de la Academia Militar 15 cadetes. Pretextos baladíes fueron utilizados como causal, pero tal como pudieron averiguar familiares de algunos de los botados, estos tenían un común denominador: pertenecen a familias «sospechosas» de no tenerle simpatía al Gobierno.
¿Coincidencia o los motivos para la expulsión son plausibles? El padre de uno de los cadetes nos dijo que la razón esgrimida para la exclusión de su hijo habría sido la de haberse quedado dormido durante una guardia. El muchacho estaba en cuarto año, a uno de la graduación.
¿Puede esa falta, que usualmente se castiga con un arresto, ser motivo para truncarle la carrera a un joven ya al borde de la graduación y sumir a sus padres en la desolación que tan abrupto corte de sus ilusiones puede producir?
Puesto que este Gobierno cuenta en su haber con la Lista Tascón y con la Lista Russián, instrumentos del más extenso y profundo apartheid político que el país haya conocido, habrá que convenir que existen razones para acertar si, pensando mal, imaginamos que la verdadera causa de esa expulsión masiva fue de carácter político. Además, nada llevaría a pensar algo distinto. El trabajo de partidización y masaje ideológico sobre la FAN continúa con el mayor desparpajo. En los cuartelillos y puestos de la Guardia Nacional se puede leer «Guardia Nacional Bolivariana», como si el cambio de nombre de la Fuerza Armada hubiera sido aprobado el pasado 2D. El saludo de «patria, socialismo o muerte» continúa vigente y todavía resuenan los insultos públicos del general minpopodefensa contra los oficiales que no piensan ni jalan como él.
En la reforma derrotada el 2D se atribuía al Presidente la facultad de decidir los ascensos de los oficiales desde el grado de subteniente en adelante. Como se sabe, de acuerdo con la Constitución vigente, el Presidente asciende sólo de coronel y capitán de navío hacia arriba. Tomando en cuenta los hechos antes mencionados, tendríamos razones para preguntarnos si las listas de ascensos desde los grados subalternos no estarán pasando primero por la vista de Chávez.
Por otra parte, aunque, formalmente hablando, la Guardia Nacional conservó su status, al ser derrotada la reforma constitucional, en la práctica, pareciera condenada a la desaparición por la vía de los hechos, al transferirse a la Policía Nacional prácticamente todas sus atribuciones. El viejo sueño del Ejército, de eliminar a la Guardia Nacional, pareciera estar cocinándose. Ni siquiera queda el consuelo de que con esto se elimina un foco de corruptelas. Colocada la Policía Nacional «donde hay», no existe ninguna garantía de que no se reproduzcan las mismas prácticas. ¡Feliz Día del Ejército!