Feminicidio en tiempos de pandemia, por Rafael A. Sanabria M.
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Tanto en Venezuela como en el resto del mundo, el feminicidio o asesinato de mujeres existe desde tiempos remotos. Sin embargo, estamos en tiempos de pandemia, cuando la cuarentena y el quédate en casa son la orden del día; trayendo como consecuencia un aumento notable de los casos de feminicidio, así como otros tipos diferentes de violencias y agresiones.
Tras la llegada de la pandemia y el aislamiento social, la sociedad se tuvo que mantener en sus casas para evitar la propagación del virus. En consecuencia, para miles de mujeres en todo el mundo las medidas de prevención llevadas a cabo las someten aún más al peligro a quienes ya son víctimas de la violencia.
En nuestro país la Utopix (Monitor de feminicidios en Venezuela) registró desde el 2020, 260 feminicidios, una media de cinco feminicidios semanales, de los cuales 16 ocurrieron a manos de parejas o exparejas de las víctimas. Esto es un claro ejemplo de que si bien el confinamiento sirve para que no aumente el número de casos de covid-19 en el país.
Aumenta la violencia dentro del hogar ya que las víctimas se encuentran conviviendo las 24 horas del día con su agresor.
Esto no sucede solo en Venezuela. Algo que personalmente me llamó mucho la atención es que en una protesta que realizaron las mujeres de Argentina contra la violencia hacia la mujer en tiempos de pandemia, llevaban una pancarta que decía «El tapaboca no nos calla. Vivas nos queremos», al igual que tapabocas timbrados con frases como: «Quédate en casa, no es igual a cállate en casa». Esto atrajo mi atención debido a que resume la realidad de miles de mujeres latinoamericanas.
Esto es altamente preocupante por el tormento permanente que deben vivir estas mujeres, día tras día. Debe ser una absoluta pesadilla, y lo más triste de la circunstancia es que en la mayoría de los casos los agresores, con quienes ellas han convivido hasta varias decenas de años, son sus parejas u otros familiares.
Todo esto me lleva a las preguntas ¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuándo las mujeres van a seguir bajo el maltrato machista?
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Para la reconocida feminista estadounidense Audre Lorde «el verdadero enfoque del cambio revolucionario no está nunca en las situaciones opresivas de las que buscamos escapar, sino en ese pedazo del opresor que llevamos plantado profundamente en cada uno de nosotros».
Es necesario desactivar ciertos conceptos: celos-crimen pasional, privado-público, que han hecho tanto mal y provocado tantas muertes violentas. Hay que poner este tema como meta y como política de Estado para trabajarlos en escuelas y hospitales.
Hay que repensar la masculinidad. El violador emerge de un patrón social: hay masculinidades que construyeron a esta persona; es vital mirar la violencia desde los bordes, desde lo que sabemos hacer: dialogar con la mujer y tratar de ser un puente entre cosmovisiones distintas.
Espero con ansias el día en que las personas comiencen a tomar conciencia de esta situación y que pronto las mujeres que padecen tal tipo de violencia puedan dejar el miedo a un lado, que no callen y puedan salir de ese yugo opresor.
Hay que repensar la opresión de la mujer y la emancipación del feminismo, sacarlo de su adormecimiento burgués y traerlo a una actualidad en la que muchas mujeres son explotadas salvajemente en el mundo.
Todos merecemos vivir en una buena sociedad, pero para que esto suceda debemos comenzar a educar. La educación que, irónicamente, recae mayormente en las mujeres: madres y maestras. Eduquemos fomentando ante todo los valores en los jóvenes, inculcándole a cada niño que a la mujer ni con el pétalo de una rosa, para que al pasar de los años no se conviertan en futuros agresores.
Rafael Antonio Sanabria Martínez es profesor. Cronista de El Consejo (Aragua).
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