G7 busca extender su influencia con una amplia lista de invitados, incluido Brasil
Cuando los gobernantes del G7 se reúnan esta semana en Hiroshima, no estarán solos: ocho líderes de grandes economías en desarrollo, que no integran el bloque, fueron invitados para intentar influir en sus posiciones sobre Rusia y China
Texto: RFI / AFP
Las potencias regionales Brasil e India estarán junto a Indonesia, Islas Cook (presidente del Foro de Islas del Pacífico), Comoras (presidente de la Unión Africana), Vietnam, Corea del Sur y Australia en la cumbre de Japón.
Participarán en una sesión especial y en reuniones bilaterales que buscan acercar a sus gobernantes a la postura del grupo de las siete grandes economías en su oposición a la invasión rusa de Ucrania y a la creciente firmeza militar de Pekín.
«Cada vez se da más el caso de que la lista de invitados a este tipo de cosas es bastante grande» pero «no se invita a cualquiera», comentó Tristen Naylor, profesor de la Universidad de Cambridge y experto en cumbres y diplomacia.
El G7 quiere ser visto como un «club dedicado a la protección de la democracia» y quiere mayor respaldo a su apoyo a Ucrania y los esfuerzos por contrarrestar a China», declaró a AFP.
India es un aliado militar de Rusia de larga data, y su «posición ambivalente» respecto a la guerra en Ucrania no está en sintonía con la de otras grandes democracias, indicó Naylor.
«Así que será una oportunidad para que el G7, al menos, intente atraer a India a su lado», agregó, tras advertir que será difícil.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, tiene previsto intervenir en la cumbre a distancia, mientras que una delegación rusa estará en India en noviembre para la cumbre del G20, y pocos esperan que el primer ministro Narendra Modi haga algún cambio político repentino.
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El G7 y la influencia de China
Otra «meta principal» de la cumbre será ofrecer una alternativa a las enormes inversiones chinas en infraestructura en todo el mundo, según Naylor.
El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva estuvo en abril en China, cuyo gobierno prometió buscar un «desarrollo de alta calidad» que «abra oportunidades para Brasil».
Pero Lula no es el único gobernante cortejado por China, y los aliados del G7 quieren demostrar que pueden ofrecer una alternativa.
«Esta idea de contener la influencia china, manteniendo el orden mundial basado en reglas en el Sur Global» será una parte importante de la cumbre, indicó Chris Johnstone, encargado de Japón en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.
Japón ya ha adelantado trabajo en ese frente. Su primer ministro, Fumio Kishida, y el ministro de Relaciones Exteriores, Yoshimasa Hayashi, viajaron este año a África, al sudeste asiático, a América Latina y al Pacífico.
En India, Kishida prometió en marzo inversiones públicas y privadas por 75.000 millones de dólares en infraestructuras en la región de Asia-Pacífico para 2030.
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Movimiento para dividir
También ha insistido en el mensaje de que la invasión rusa de Ucrania es la «causa principal» del aumento de precios de los alimentos y de la energía que afectan a los países en desarrollo.
«Pero hay un movimiento para dividir al mundo, dando la impresión equivocada de que las sanciones del G7 contra Rusia» son las responsables de la inflación, declaró Kishida a periodistas en Mozambique.
Tokio y Seúl están en vías de estrechar sus relaciones y se espera que Kishida participe en un diálogo trilateral con los presidentes de Corea del Sur y de Estados Unidos al margen de la cumbre.
También podría celebrarse una reunión entre el grupo «Quad»: Japón, Australia, Estados Unidos e India.
Pero no todos los invitados podrían tener un talante tan conciliador, matizó Yuichi Hosoya, profesor de Política Internacional en la Universidad de Keio.
«No se puede dar por hecho que vayan a dar un apoyo amplio y firme» a Ucrania y otras iniciativas del G7, señaló Hosoya en un artículo en abril.
«Japón podría intentar entender lo que cada país busca, reconocer la diversidad de la comunidad internacional y hacer aportes específicos», agregó.