George W. loves Venezuela, por Simón Boccanegra

En materia energética, Mr. Bush ha resultado de un pragmatismo impresionante. ¿Estados Unidos necesita petróleo? Explótese Alaska y al carajo los ecologistas. ¿Las compañías americanas no pueden operar en Libia, Irán e Irak? Pues habrá que revisar las sanciones a esos países, porque, entre tanto las compañías europeas hacen su agosto en los «países malditos». ¿Venezuela? Venezuela está en este continente y ha logrado «grandes éxitos en transformar el petróleo pesado en liviano». Reforzar los vínculos petrolíferos con los productores del continente americano, es decir, con Canadá, México y Venezuela, es prioritario. Más aún, los burócratas del Departamento de Estado deberán apresurarse a finiquitar el Tratado de Inversiones con Venezuela. Todo esto, aunque no lo crean los que esperan que vengan los marines, lo dijo Bush hace unos días. Otto Reich, candidato a subsecretario de Estado para América Latina, gorila de los de Jesse Helms, debe haber tragado grueso. Esto es Diplomacia I, en el primer trimestre de las escuelas de estudios internacionales: los países, más aún si son grandotes, no tienen amigos ni enemigos. Sólo tienen intereses.