Giordani y su yo no fui
Reapareció Jorge Giordani y le pide a Maduro que asuma la crisis económica, que el exministro de Economía de Hugo Chávez generó con sus estrambóticas ideas de marxismo del siglo XIX
Autor: Sebastián Boccanegra
Reapareció Jorge Giordani. Sigue creyendo que se la comió. Le pide a Maduro que asuma la crisis; que hable claro. Pero, por lo poco que asoma, los remedios que cree se deben aplicar son los mismos que causaron los males que hoy estamos viviendo.
Dice que ya Venezuela no es rica. «Éramos ricos de verdad, ya no lo somos, debemos actuar en consecuencia». Ese es un grave error, pues realmente este país jamás ha sido rico. Contar con un buen ingreso petrolero no quiere decir que el país sea rico.
Dice que las cosas no se pueden regalar. Tiene razón en ello, pero nunca enfrentó, por lo menos públicamente, la regaladera que promovía el difunto «eterno». También afirma que era partidario de enfrentar la crisis desde el mismo 7 de octubre de 2012, pero no recuerda lo que dijo en su famosa carta: que ese año se gastó por encima de lo debido, todo para garantizar el triunfo electoral.
Añora la existencia del prócer de Sabaneta, pues él tomaba las decisiones sin que nadie rechistara. Ahora la cosa es distinta, reconoce que existen múltiples centros de poder y no se toman las decisiones que se deben tomar.
Denuncia el burocratismo, la multiplicidad de cargos y la corrupción, a la que el atribuye buena parte de la responsabilidad por el mal momento que atraviesa el país. Sin embargo, ni antes ni ahora le pone nombre a los corruptos. Estamos seguros que conoce a varios de ellos. En su reaparición no hay autocrítica.
El capitalismo, la burguesía, el imperio son los culpables de todo. El socialismo, la salvación. La experiencia mundial, y la endógena, dice lo contrario, pero Giordani la ignora.
Se alegra de que Maduro se haya leído un libro escrito por él, donde se marca la ruta de lo que debería hacerse. Mal anuncio para el país. Giordani no es la solución, es parte fundamental del problema. Es mejor que se mantenga en la reserva. No solo él, sobre todo sus ideas.
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