Gobierno anti obrero, por Simón Boccanegra
Este es el gobierno más anti obrero de la historia contemporánea de nuestro país. La clara orientación anti sindical, muy propia, por lo demás, de la perversión militarista (que no es lo mismo que militar, ojo, así lo militar segregue muchas veces militarismo), que no entiende otra manera de relacionarse con los subordinados sino dándoles ordenes y rechazando toda posibilidad de debate con ellos, explica buena parte de la conducta del gobierno y, sobre todo, del Hiperlíder, frente a las organizaciones obreras.
Pero a esto se añade, ahora, una zambumbia ideológica que con base en la cual se pretende anular los sindicatos en nombre de unos supuestos «consejos obreros», entendidos éstos como correas de transmisión del PSUV, que asumirían el control político de los trabajadores y representarían al gobierno ante éstos y no al revés. Esto se traduce en una práctica que intenta sacar del juego a los sindicatos por la vía de los hechos. Por ejemplo, en la administración pública, ya los sindicatos de empleados no juegan ningún rol. Hace unos cinco años que esperan que el patronogobierno se digne discutir el contrato colectivo del sector. Estos sindicalistas ni siquiera tienen poder de presión, ya que los empleados públicos están inmoralmente extorsionados con el chantaje del despido. La cosa no le ha resultado tan cómoda al gobierno con los trabajadores de las industrias estatales, tanto en Guayana como en las áreas petroleras. En esta esfera, la reacción de los trabajadores, incluyendo a buena parte de los que se identifican con el Hiperlíder, ha rechazado con mucha fuerza las jugarretas anti obreras. Pero hay una expresión particularmente brutal del espíritu anti obrero que embarga al régimen: la represión pura y dura. Hasta el momento hay unos 90 trabajadores enjuiciados por haber protestado por cierto, sin dañar nada, sin trancar calles, sino muy pacíficamente en las inmediaciones de sus centros de trabajo. Les cayó la Ley de Seguridad. ¿Qué tal estos socialistas?