Gobierno y MUD corren la arruga, por Xabier Coscojuela
El Gobierno vive dándole nombres, a cada cual más particular, a los mecanismos que inventa. A la Mesa de la Unidad se le puede aplicar el muy popular refrán «el que mucho abarca poco aprieta
Autor: Xabier Coscojuela
Esta semana el Gobierno y la oposición actuaron de manera similar ante situaciones que tenían que resolver. El Ejecutivo anunció, con más de dos semanas de retraso, lo relacionado con el tipo de cambio, mientras que la Mesa de la Unidad Democrática puso en evidencia lo que todo el mundo sabía: que no había acuerdo sobre cómo salir del presidente Nicolás Maduro.
El gobierno nacional justifica mantener un grupo de bienes al tipo de cambio de 10 bolívares con el argumento de que debe garantizar acceso a bienes esenciales a los más necesitados. No está de más recordar que en 2015 el renglón donde la inflación tuvo más fuerza fue justamente en los alimentos y bebidas, el cual también contó con el dólar más barato que se puede comprar en Venezuela, demostrando que dicha medida no fue efectiva.
El Gobierno vive dándole nombres, a cada cual más particular, a los mecanismos que inventa. Hasta hace tres semanas existía el Sistema Marginal de Divisas, ahora el dólar a diez se denomina Dipro, o lo que es lo mismo, Divisas Protegidas. La pregunta que hay que hacer es cómo se van a proteger a esas divisas protegidas de los innumerables pillos que han defraudado el sistema de control de cambio vigente en el país. Las denuncias de Jorge Giordani y Edmée Betancourt todavía están sin respuesta oficial.
A la Mesa de la Unidad se le puede aplicar el muy popular refrán «el que mucho abarca poco aprieta». Tres mecanismos para lograr la salida de Maduro de la Presidencia -y la Constituyente también en la carabina por si hace falta usarla- nos parece que dispersa los esfuerzos, sobre todo tomando en cuenta que cualquiera de los métodos propuestos va a enfrentar muchos escollos, desde las distintas instancias que están bajo control del Ejecutivo.
Como no hubo acuerdo, salomónicamente se plantean los tres, con ñapa. Da la impresión que los distintos factores que hacen vida en la MUD están más interesados en imponer su visión de cómo salir de Maduro para luego cobrar ese éxito políticamente- que en buscar cuál de ellos tiene menos probabilidades de fracasar y unirse todos en torno al mismo.
La renuncia es algo que se puede descartar de antemano. Todos los voceros oficiales, comenzando por el propio Maduro, han negado de plano esa posibilidad.
Tendrían que producirse grandes movilizaciones populares o un sinfín impresionante de protestas para que el Presidente deje voluntariamente el poder y las últimas manifestaciones convocadas han tenido una pobre respuesta.
La enmienda se presenta como el método más rápido, según sus proponentes, pues solo requiere el voto de la mayoría parlamentaria de la MUD para ser activado.
Sin embargo, ya desde el Ejecutivo se les notificó a los magistrados de Maduro en el Tribunal Supremo de Justicia que no pueden aceptar ninguna modificación de la Constitución, por lo que su bloqueo es seguro.
La siguiente opción es el referendo revocatorio. Algunos de quienes se oponen a esta alternativa ven cuesta arriba recolectar las firmas requeridas y sacar más votos que los obtenidos por el Presidente en 2013. Son los mismos que dicen que «esto no se aguanta» y «nadie quiere a Maduro», lo que no cuadra con la falta de confianza que demuestran.
Esta alternativa también se encontrará con muchas trabas para poder concretarse, pero de las propuestas es la que creemos tiene más opción. En todo caso, tanto la decisión tomada por el Gobierno, como la asumida por la MUD corren la arruga, pero no son el camino ni para definir claramente el tema cambiario ni para darle solución a la grave crisis política que vive el país. No hay que perder de vista que vienen unas elecciones regionales también.
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