¿Goebbels?, por Simón Boccanegra
El calificativo de “goebbeliano” para definir políticas propagandísticas basadas en grandes mentiras en realidad se ha vuelto más o menos metafórico en la política corriente, pero los procedimientos propagandísticos de este gobierno y su partido obligan a reexaminar ciertas versiones que hace algunos años circularon sobre la presencia de Mi Lucha, el libro de Hitler, en la mesa de noche del propio o sobre el entusiasmo que algunos de sus cercanos colaboradores expresaban acerca del mismo. Porque el modo como el gobierno y su partido manejan la publicidad parece inspirado en los criterios del cojo Goebbels. La campaña sobre el «megafraude», basada en puras afirmaciones sin sustento en los hechos, parte, sin duda, del aforismo goebbeliano de que una mentira repetida miles de veces termina por ser creída. El Comando Ayacucho ha venido insistiendo en que la oposición demora en entregar las firmas porque no las tiene y las estaría maquillando.
No importa que Ismael García y su combo de «inútiles» (así los llama Chávez) todavía no hayan entregado completas las suyas. Han demorado seis días más que la oposición en consignar las suyas pero, ya se sabe, Goebbels decía también que la mentira, mientras más grande, más creíble resulta.