Guantánamo, por Simón Boccanegra

Hay un tema sobre el cual poco se habla en el mundo: el de los prisioneros de Guantánamo; los seiscientos presuntos talibanes que el gobierno de Bush tiene metidos en jaulas, en condiciones que la Cruz Roja Internacional ha criticado públicamente.
Explicablemente, es en Estados Unidos donde comienzan a levantarse voces cuestionando el trato que esos prisioneros están recibiendo. De nuevo, es el formidable sentido democrático y justiciero de la mejor tradición norteamericana el que rompe el silencio. Recientemente The New York Times editorializó sobre la materia. «Los hombres retenidos en Guantánamo son prisioneros de los Estados Unidos… y deben ser tratados según la elevada tradición de la justicia americana».
«Con Guantánamo, la administración de Bush ha ido mucho más allá de las necesidades del momento, buscando asegurarse por todas las maneras posibles que los prisioneros permanezcan indefinidamente fuera del alcance de la ley o del escrutinio público». Denunciando el inadmisible secreto con el cual el Pentágono maneja esa prisión y lo que ello implica como desprecio por los valores profundos de Estados Unidos, dice el diario neoyorquino: «Por esta única razón, los detenidos deberían ser llevados ante la justicia o liberados». Menos mal que Jefferson y Lincoln todavía están vivos.