Guri sube, y nada; por Teodoro Petkoff
Atila emitió un decreto prorrogando la «emergencia eléctrica» por sesenta días más, contados a partir del 8 de junio, hasta el 8 de agosto. Esto significa que en todo el país, con excepción de Caracas, se mantendrá el régimen de apagones programados, que corren en paralelo con los apagones «espontáneos», que son la mayoría. En otras palabras, el gobierno admite que la crisis eléctrica continúa tan campante. Comenzó a llover, subió el nivel de las aguas de Gurí y nada que la electricidad quiere obedecer las ordenes de Atila.
No podía ser de otra manera. Habíamos alertado desde TalCual que el problema no era «El Niño», ni la sequía ni el descenso del nivel de Gurí y que la coba de Atila y sus compinches se iba a ver clarita apenas comenzara a llover. Porque el punto está en la insuficiente generación de energía termoeléctrica, debida a la combinación de incapacidad y corrupción propia del régimen de Atila. Gurí, mientras sus aguas no bajaran del nivel crítico, mandaría su «cuota» de siempre: 70% de la energía consumida por el país. Pero esa «cuota» tenía que ser complementada por las plantas termoeléctricas que nunca se construyeron. La demanda crecía y el Rey de la Pamplina Frita, Jorge Giordani, resolvió eliminar las otras cuatro represas que debían construirse en el Caroní; sus compinches se chorearon la plata presupuestada para el mantenimiento general del sistema de transmisión (que se cae cada vez que sube la carga eléctrica) y la pandilla de incapaces de Corpoelec se ganó el Morrocoy de Oro primero que Diosdado porque nunca construyó las 29 plantas termoeléctricas que estaban planificadas. Encima, dejaron caer Planta Centro.
Total: la demanda supera largamente la oferta y los apagones, oficiales y paraoficiales, son la respuesta del Sistema Eléctrico Nacional a la cáfila de inútiles que lo «gerencian». El decreto de Atila, Inútil Mayor, no hace sino reconocer esta realidad.
Se debe admitir, sin embargo, que Atila ha logrado el relativo éxito de hacer creer que la crisis ha sido superada, gracias al truco de dejar sin luz a la gente del interior para desviar toda la electricidad hacia Caracas. Atila sabe que lo que no pasa en Caracas es como si no pasara. Si no hay apagones en Caracas, es como si no los hubiera en ninguna parte. Pero la tozuda realidad lo ha obligado a reconocer que la «emergencia», para desgracia de los sufridos habitantes de la provincia, sigue ahí. Los 5.600 megavatios que Alí Rodriguez prometía instalar este año, no llegan todavía ni a 800 y a este ritmo la meta luce lejana para este otro candidato al Morrocoy de Oro.
Lo más cómico de todo es el primer «considerando» del decreto de Atila: «…se han realizado considerables esfuerzos para la recuperación de la principal fuente de generación de energía eléctrica del país, obteniendo resultados positivos…» En otras palabras, dice Atila que Gurí, la principal fuente de generación, se ha recuperado gracias a los «considerables esfuerzos» de su gobierno. ¿Qué esfuerzos? Que se sepa, la gran represa guayanesa se ha recuperado gracias a las lluvias y no por ningún esfuerzo del gobierno. A menos que se tome como tal aquella misa que organizó el presidente de Edelca para pedirle a Dios que hiciera llover.