En Catia desconocen sobre jornada de vacunación en el Hospital de Los Magallanes
Desde hace tres semanas en el Hospital Los Magallanes de Catia se lleva a cabo una jornada de vacunación contra la covid-19 para toda la población, aun cuando los propios trabajadores de la salud del centro no han sido inmunizados
El reloj marcaba las 10:24 de la mañana cuando un hombre salió a la puerta principal del hospital José Gregorio Hernández, en los Magallanes de Catia, para indicarle a los presentes que se habían agotado las vacunas contra el covid-19 disponibles.
“Hemos puesto 700 dosis y ya se nos agotaron, retírense porque no tenemos vacunas disponibles”, dijo Juan Hernández, quien se identificó como director nacional de la Defensoría de Salud y quien se negó a sr entrevistado por TalCual.
Más de 100 personas esperaban a las afueras del centro de salud para ser vacunados, la mayoría eran del este de la ciudad. Unos pocos vecinos de la zona habían llegado en horas de la madrugada y se enteraron de la «jornada» por amigos y vecinos.
Con listas en mano, las personas cuestionaban que las vacunas se hubiesen acabado, pues aseguraban haber visto cómo algunas personas ajenas a la zona subían al primer piso y bajaban ya inmunizados.
«Las vacunas se acabaron, esperamos que lleguen el fin de semana y comenzamos de nuevo el lunes», repitió Hernández varias veces. La “jornada” de vacunación, que no fue anunciada por ningún representante del sector salud, vocero oficial o dada a conocer por algún organismo, se está llevando a cabo en el departamento de Servicios Ambulatorios de ese centro de salud.
A diferencia de lo que ocurre siempre, la entrada principal del centro hospitalario estaba custodiada por representantes de los Cuadrantes de Paz (Cupaz), apostados con sus gorras alusivas a esta organización conformada por colectivos, el brazo armado del régimen de Nicolás Maduro.
Las colas son en varios tramos. Tras superar la primera, en el piso 1 los afortunados que van a ser inmunizados deben hacer otra fila. Sin embargo, estar ya en ese pasillo, incluso en la reja antes de entrar al consultorio, no garantiza que recibirán su dosis.
Al otro lado del pasillo, en el Banco de Sangre, se entrega la tarjeta donde consta que recibieron la primera dosis de la vacuna rusa Sputnik V, y se marca la fecha para recibir la segunda dosis.
Hospital en crisis
Aunque la entrada principal del hospital Los Magallanes de Catia está recién remodelada, hay otros espacios que son una muestra clara de la desidia gubernamental. La entrada de emergencia sigue estando colapsada y el personal sigue siendo insuficiente.
Daniel Hernández, representante del sindicato de obreros de este centro de salud, detalló que hace tres semanas comenzó esta «jornada» de vacunación para la población general. Muy al contrario de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de dar prioridad a los trabajadores sanitarios y personas mayores, en Los Magallanes se ha estado vacunando al que llegue y consiga cupo.
Describió estas «jornadas» como “luz de la calle oscuridad de la casa”, al denunciar que de los 1.500 trabajadores que hacen vida en el centro de salud, aún quedan algunos sin vacunar.
De hecho, en cada «jornadas» solo se garantizan 20 cupos para el personal del centro de salud.
Daniel Hernández aseguró que hace dos semanas llegaron al hospital más de 2.000 dosis de vacunas contra el covid-19, lo que serviría para inmunizar a por lo menos mil personas, esto si se cuenta con las dosis requeridas para la primera y segunda fase, que varían en sus componentes.
Un secreto a voces
El distanciamiento social no es algo que se respete en estas jornadas de vacunación. Aglomerados y en muchos casos haciendo mal uso del tapabocas, los presentes hacían todo lo posible por lograr ser vacunados.
“Si yo me pongo la primera (dosis) aseguro la segunda”, señaló constantemente un hombre con acento extranjero que estaba frente al hospital a la espera de pasar.
Muchos se negaban a dar declaraciones, alegaron que no podían hablar y que se enteraron por conocidos que fueron al hospital y se lograron inmunizar.
El estacionamiento y las calles aledañas al centro de salud estaban abarrotadas de vehículos en los que llegaron muchas personas desde otras partes de la ciudad a vacunarse.
Pero para los vecinos de Catia, la «jornada» era un verdadero secreto. María Valladares, de 60 años, era la única de las presentes que formaba parte de la comunidad. «Yo vivo aquí en Los Magallanes y me enteré de la jornada hace dos días, ayer vine a las 7 de la mañana y ya las listas estaban, ocho listas llenas cada una con 50 nombres”.
“Aquí no hay nadie de la comunidad y ayer tampoco, en el barrio la gente no sabe qué esto está pasando, ahora nosotros nos preguntamos, cómo toda esta gente que no es de aquí sí supo”, se preguntó.
Para María Valladares esta es la primera vez que se ve esta situación en el hospital. “Lo que saben es decirnos que no hay vacunas. La gente me dice que hable yo que vivo aquí, pensarán que conozco a alguien, pero cuando mucho conozco a un obrero o camillero”.
Eran la 12:00 del mediodía y las personas seguían a las puertas del centro de salud, sentadas en sillas que llevaron de sus hogares para aguantar la larga espera.
Melissa López trabaja como informadora en el Hospital Los Magallanes de Catia desde hace más de 15 años. Hoy llegó al centro asistencial después de pasar más de dos meses fuera por covid-19. Ante la presencia de todas esas personas, su enojo era evidente, pues considera que no pueden comenzar a vacunar a terceros sin garantizar la inmunización del 100% de los trabajadores propios.
“No es posible, porque nosotros arriesgamos nuestra vida para atenderlos”, dijo reiteradamente.
“Dónde está la gente de Los Magallanes? ¿Por qué no están vacunando a la comunidad? ¿Por qué no terminan de vacunar al personal?”, gritaba López a las puertas del hospital. Esperaba recibir alguna respuesta por parte de las autoridades del centro, pues minutos antes había intentado hacer estas mismas preguntas a alguien de la dirección, pero alegaron que no había nadie.
“No te quejes, cuando ustedes no tenían comida iban a nuestros supermercados”, fue una de las respuestas que recibió Melissa de los presente.
«Yo no entiendo por qué asumen esa posición de si somos esto o aquello, yo no me quejo que los vacunen, yo lo que digo es que el personal de salud es la prioridad”, refirió la airada empleada asistencial.
Por lo pronto, en la emergencia del Hospital José Gregorio Hernández se observa un papel que señala que estas inmunizaciones masivas se están realizando en al menos cinco hospitales de Caracas.
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