Hablando de inseguridad, por Simón Boccanegra
De los 37 homicidios perpetrados el pasado fin de semana en Caracas, uno lo cometió un efectivo de la Policía Metropolitana, quien asesinó a Alexis Salinas en una fiesta. Casos como éste son reportados a cada rato en los medios de comunicación. Algún sociólogo pop acuñó aquello de que un venezolano con una chapa y un revólver es más peligroso que un mono con una hojilla. El abuso de poder por parte de los policías es escandaloso en nuestro país, sobre todo porque es casi impune, lo cual favorece su extensión y profundidad. Impunidad es precisamente lo que le garantizaron el gobernador del Guárico y el Ministerio del Interior al conductor de una de las camionetotas de la escolta presidencial que chocó, en una carretera del Guárico, con Gilberto Rivas, arquitecto y nadador del equipo nacional de esa especialidad deportiva y quien falleciera en el accidente. Su padre, desoyendo los consejos «prudentes» de amigos que le sugerían que «se quedara callado porque esa gente tiene mucho poder», hizo pública su contrariedad por la forma como ha sido presentado el caso por las autoridades. Ya le había llamado la atención, y así lo dice, la diligencia del gobernador del Guárico y del Ministerio del Interior en correr con todos los gastos y gestiones para el entierro, pero colmó su paciencia la experticia del caso. En esta se presenta al joven atleta como «borracho», siendo que, como es natural en un atleta de alta competencia, «ni fumaba ni bebía» al decir de su padre, y además se le responsabiliza del choque. No constan en esa experticia ni declaraciones ni datos del conductor de la camionetota, sargento de la Guardia Nacional. «Le robaron su celular y los mil bolívares que se había ganado» (en el cruce a nado del río Apure). Willian (sic) Lara, quien le había pedido que «no hablara nada en la prensa para evitar que convirtieran el caso en algo político», ahora, cada vez que lo llama, «me tranca el teléfono». De la narración del señor Rivas se ve clarito que el asunto fue entaparado. Abuso de poder e impunidad es el nombre del juego.