Hablando de patiquines, por Simón Boccanegra
La lengua es el castigo del cuerpo. El joven Izarra, queriendo ser despectivo, tilda a los estudiantes protestones de “querubines, paladines y patiquines”. Debe ser lo que los psicólogos llaman una “proyección”. Si alguien es el perfecto patiquín sifrino, siempre con ropa carísima y de marca, encorbatadito, planchadito, afeitadito, es precisamente Andrés Izarra. El propio nerd, el mismísimo yuppie. Pregunta Izarrita, en un esfuerzo que le debe haber secado el cerebro, que dónde estaban estos estudiantes de hoy en el 2002, cuando hubo un blackout informativo. La pregunta es verdaderamente tonta. ¿Dónde estaba Andrés Izarra cuando Bolívar libraba sus batallas? ¿Dónde cuando Zamora acaudillaba sus huestes campesinas?
¿Qué hacía Izarrita cuando Cipriano Castro libraba la batalla de La Victoria? ¿Dijo algo Izarrita cuando los universitarios del año 28 se alzaron contra Gómez? ¿Se contaba entre los estudiantes que manifestaron el día que mataron a Eutimio Rivas? No podía decir ni hacer nada porque no había nacido. Como estos jóvenes de hoy, que en 2002 tendrían entre 12 y 15 años y hasta menos. Pero, hay fechas más cercanas y ya nuestro yuppiesí andaba por ahí, con edad para participar. ¿Dónde estaba el 4F? ¿Dónde el 27N? ¿Tiene pergaminos revolucionarios?