Hablar menos y hacer más, por Simón Boccanegra
¡Este Hugo tiene unas vainas! ¿Cómo se le ocurre inventar la denominación de «escuálidos» para los medios de comunicación? Con toda seguridad nuevamente su subconsciente le jugó una mala pasada. Como en Indonesia, cuando dijo que había que hablar menos y hacer más. (Tronco de autocrítica, por cierto.) Probablemente, su otro yo, el sábado, mirando la concentración que lo recibió, tanto en el aeropuerto como en Miraflores, musitó el calificativo y luego a él se le salió en el discurso. Escuálido era el mitincito -que ni de barrio- de la avenida Urdaneta. Tres semanas para prepararlo y salieron con ese rolincito al pitcher. Pero, no vaya Hugo a cogerla con el MVR y su asombrosa incapacidad. Por allí no es la cosa. Lo que debe preguntarse, más bien, es qué se hizo aquella capacidad de convocatoria, que no necesitaba ni de autobuses ni de billetes, para reunir millares y millares de fervorosos partidarios. Algo pasa, Hugo, que el soberano se ha reducido a una banda de golilleros que a la voz de cerveza gratis están dispuestos a coger cualquier autobús. Tal vez, Hugo, habría que hablar menos y hacer más.