Hablemos de la tolerancia, por Gisela Ortega
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La tolerancia es el respeto y la consideración hacia la manera de ser de los demás, aunque sea contraria a la propia. Se asocia con la idea de civilización, paciencia, condescendencia, generosidad, valor y autonomía. Es parte vital de la convivencia humana.
La tolerancia comprende: aguante, indica sufrimiento, paciencia tolerancia. Calma, expresa, paz, tranquilidad sosiego. La conformidad es la tolerancia y el sufrimiento en las adversidades. Estoicismo indica dominio y entereza sobre la propia sensibilidad. Es la doctrina de los estoicos, escuela filosófica fundada por Zenón en Atenas. El fatalismo enseña la imperturbalidad, ya que es la creencia, según las cual todo sucede de modo ineludible por obra del destino.
Filosofía, se refiere a la paciencia o entereza de ánimo para soportar y llevar las vicisitudes de la vida. Impasibilidad, es el ser indiferente, insensible, imperturbable. Indulgencia indica facilidad en perdonar culpas o agravios, o en conceder gracias.
Longanimidad, es entereza y elevación de ánimo en las adversidades. Mansedumbre se dice de la apacibilidad y benignidad en el trato. Paciencia es la virtud que consiste en sufrir sin perturbación del ánimo los infortunios y trabajos. Es igualmente, sosiego y lentitud en realizar las cosas.
Tolerancia –proviene del latín tolerare (sostener, soportar)– es una noción que define el grado de aceptación frente a un elemento contrario a una regla moral, civil o física. Más generalmente, define la capacidad de un individuo de respetar un punto de vista aunque no esté de acuerdo, por tanto el respeto a las diferencias no implica su aceptación.
Y por extensión en la vida moderna, tolerancia es la actitud de una persona frente a lo que difiere de sus valores morales o las normas establecidas por la sociedad.
El mundo desde que es mundo sueña con la tolerancia, quizá porque se trata de una conquista que brilla a la vez por su presencia y por su ausencia. Se ha dicho que la tolerancia es fácil de aplaudir, difícil de practicar, y, muy complicada de explicar.
Los clásicos llamaron clemencia a la tolerancia política. Séneca, filósofo hispano latino, -¿4?-65-, escribió el tratado De Clementia para influir sobre Nerón que empezaba a mostrar su cara intolerante. Profundiza el pensador, en la naturaleza del poder: moderación y condescendencia del poderoso.
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El ejercicio de la tolerancia. Se ha considerado siempre como una manifestación muy difícil en el arte de gobernar. Marco Aurelio, emperador y filósofo romano, –121-180– , en sus Pensamientos, señala: “…hemos nacido para una tarea común, como los pies, como las manos…. (…) De modo que obrar unos contra otros va contra la naturaleza”. (…) Igual que nuestros cuerpos están formados por miembros diferentes, la sociedad está integrada por muchas personas diferentes, pero todas llamadas a una misma colaboración. Marco Aurelio reconoce que recibió de su antecesor, el emperador Antonino Pio, la experiencia para distinguir, cuándo hay necesidad de apretar y cuando de aflojar.
En “El mercader de Venecia” Shakespeare, poeta y dramaturgo inglés, –1564-1616– hace un elogio insuperable de la clemencia: bendice al que la concede y al que la recibe; es el semblante más hermoso del poder.
El filósofo francés, Voltaire –1694-1778–, en su “Tratado sobre la tolerancia”, publicado en 1763, uno de los pensadores más relevante de la ilustración, su reflexión sobre este tema, está más vigente que nunca y nos propone ser tolerantes para salvar a la humanidad.
El actor, humorista, y productor, Charles Chaplin, –1889-1977–, al final del discurso que él pronuncia en su película “El Gran Dictador”, de 1940, señala entre otras cosas: “La vida puede ser libre y bella, pero necesitamos humanidad antes que máquinas; bondad y dulzura antes que inteligencia…. () Luchemos por abolir las barreras entre las naciones, terminar con la rapacidad, el odio y la intolerancia (…)
La Unesco, señala:
“La tolerancia consiste en el respeto, la aceptación y el aprecio de la rica diversidad de las culturas de nuestro mundo, de nuestras formas de expresión y medios de ser humanos. La fomentan el conocimiento, la actitud de apertura, la comunicación y la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión.
La tolerancia consiste en la armonía en la diferencia. No es un deber moral, sino además una exigencia política y jurídica. La tolerancia, la virtud que hace posible la paz.”
También es indulgencia, respeto y consideración hacia las maneras de pensar, de actuar y de sentir de los demás, aunque estas sean diferentes a las nuestras. Se dice que la tolerancia es la virtud más útil en la vida social.
Históricamente, la primera noción de tolerancia es la defendida por el filósofo inglés John Locke, -1632-1704-, escrita en 1677 su Carta sobre la Tolerancia, es definida por la formula: “dejad de combatir lo que no se puede cambiar”.
Georges Clémenceau, -1841-1929-, político francés, decía en Au soir de la Pensée: “Toda tolerancia se convierte a la larga en derecho adquirido”.
Tolerar es respetar, conviviendo con ellos/as, a los que piensan de diferente manera. Todos los seres de este mundo somos distintos y pensamos en diversas formas. La tolerancia ayuda a que nuestra sociedad vaya cambiando y si otros no tienen la misma creencia no hay más que respetar su decisión y mantener el orden de las relaciones. No tratar de cambiar sus opiniones y mucho menos recurrir a medios agresivos. Cada quien a donde quiere ir. Debemos hacer un esfuerzo por comprender a los demás, omitir resentimientos y entender que existen otros puntos de vista, pues en esa medida todos los seres humanos tendremos la capacidad de aceptarnos y vivir en paz.
Al no practicar la tolerancia en todos los ámbitos de nuestra vida personal, familiar, social, profesional, política, caemos irremediablemente en la intransigencia. Ser intolerante es creer que se tiene la verdad absoluta y por tal motivo se busca imponerla tratando de eliminar las verdades de los demás, ya sea mediante la negación, la persecución, la discriminación o el fanatismo.
Pero tolerancia no es hacer concesiones, tampoco indiferencia. Para ser tolerante es necesario conocer al otro. Según algunas teorías el miedo y la ignorancia son las raíces que causan la intolerancia y sus patrones pueden grabarse en la psique humana desde muy temprana edad. Por ello se podría decir que la tolerancia es el respeto y el entendimiento mutuo, incluso cuando no existen como valores afincados en el cuerpo social.
La tolerancia no debe utilizarse para justificar ideas erróneas e inhumanas, porque solo sería encubrir hechos que van contra la naturaleza humana y en contra de los pactos sociales que permiten la vida en común.
Gisela Ortega es periodista.
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