¿Hampa común o ultraizquierdismo?

Si el atentado no hubiera sido contra los directivos de Fedecámaras podría haber pasado como uno más de los episodios terribles de la inseguridad ciudadana, pero lo que lo hace particularmente sospechoso es precisamente la circunstancia de que las víctimas eran quienes eran. Por supuesto que es imposible descartar la posibilidad de que haya sido una acción de hampa común, pero también es imposible descartar la posibilidad de una «operación» de hampa política, esto es de alguno de los grupos o «colectivos» armados que pululan en el país, asumiéndose como vanguardias armada de la «revolución». Si no existieran antecedentes, la sospecha tal vez sería injusta.
Pero, las acciones de los llamados tupamaros de Mérida en estos mismos días, los frecuentes ataques armados de que ha sido víctima Globovisión, las ruedas de prensa televisadas de alguno de estos «colectivos» hablan bien claro de que no estamos ante una fantasmagoría. El procedimiento contra la gente de Fedecámaras es muy poco propio de hampones comunes, a menos que se haya tratado de novatos, cosa, desde luego, que tampoco se puede descartar.
Pero disparar sin ton ni son, secuestrarlos y ruletearlos por toda Caracas durante horas, sin robarlos y sin siquiera robar el carro, con insultos de tónica política, no pareció ser una acción de delincuentes comunes, Hay algo muy capcioso en todo esto y el primer interesado en esclarecer el caso es precisamente el gobierno. No porque pudiera haber habido inducción oficial, cosa que me luce impensable, sino porque esos grupos nunca ocultan el efecto que sobre ellos tiene el discurso brutal de Chacumbele contra sus adversarios. Nunca falta un desquiciado que pueda pensar que con esos actos le presta un servicio a la «revolución».