¿Hasta cuándo?, por Leonardo Regnault
Esta frase en forma de interrogante la encontramos en lo más profundo del ser de cada venezolano. ¿Hasta cuándo tanta miseria?, ¿hasta cuándo tantas penurias?, ¿hasta cuándo tanta humillación?, ¿hasta cuándo Maduro y su pandilla? Esta respuesta está en cada uno de nosotros, en cada uno de los que creen que no merecemos lo que ocurre, pero que debemos hacer algo para merecer cambiarlo.
Porque él hasta cuándo como interrogante sólo será respondido con una acción coordinada por la inteligencia de todos, una inteligencia que no puede llevarse por cantos de sirenas, y que duda y busca darle respuesta a las interrogantes e incertidumbre para luego con una determinada y férrea confianza salir a adelantar las acciones que rompan con años de angustias, con años de desdicha, con años de frustración, con años de miedo.
Responder esta pregunta no está en mí, y esto no es una forma de rehuir cualquier responsabilidad; la respuesta de esta pregunta debe estar siendo buscada por todos; especialmente por el vecino que debe salir a las cuatro de la mañana a hacer una cola por más de doce horas para que le vayan a buscar la bombona de gas, para que el próximo día o la próxima semana se la devuelvan cargada, por el maestro que ve como su cuerpo ha venido perdiendo peso porque su sueldo no le alcanza para comer tres días, por la enfermera que se arriesga todos los días intentando salvar a pacientes sin los recursos ni la protección necesarios pero que no deja de hacerlo pesa a estas circunstancias, por la madre que ve que su hijo no crece porque no reciben los nutrientes necesarios para su desarrollo físico y cognitivo, por el hijo que ve a su padre postrado en una cama porque no tiene los medicamentos necesarios para salir de sus padecimientos; en fin, por todos los venezolanos que hemos visto el deterioro de nuestra forma de vida, que hemos tenido que ver como se consumen nuestro amigos por el hambre, por los que hemos perdido la alegría por la desaparición de un ser querido.
Venezuela en 1810 gritó libertad, en 1811 la formalizamos, en 1812 perdimos lo que habíamos conquistado. Para 1813, Bolívar y Mariño, uno por occidente, el otro por oriente, lograron la libertad. En 1814, la bestia a caballo nos hizo replegarnos al glorioso oriente. En 1815, tenemos a un Bolívar con la carta de Jamaica reflexionando para seguir la lucha. A partir de 1816, con la ayuda del gran Petión, retomamos la senda de la lucha victoriosa que se concreto un 24 de junio de 1821 en Carabobo. Ésta muy pero muy sucinta historia de la lucha por la independencia nos dice que sí, que podemos lograrlo.
Desde aquí les hago un llamado para que juntos logremos darle respuesta a esa mortificante interrogante. El hasta cuándo tendrá respuesta cuando logremos organizarnos para enfrentar a esta nueva forma de tiranía que ha logrado adaptarse a esta era y nos intenta oprimir con las nuevas tecnologías.
Hay infinitas razones para decir hasta aquí: las condiciones sociales, las condiciones políticas, las condiciones económicas; pero yo tengo una, y es la que todos los días me motiva para no abandonar la lucha: la razón que tengo para darle respuesta al hasta cuando es el amor por mis hijos; ellos son mi patria, son mi motivo, son mi orgullo, son lo más y mejor que ha podido darme la vida. Ya les he fallado, pero les juro que nos les fallaré nuevamente; les daré el futuro que se merecen, aunque en esto se me vaya la vida. Espero que todos demos todo por lograrlo. Por mis hijos lo estoy haciendo.
Instagram: @LeonardoRegnaultH
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