Hay que defender la negociación de Barbados, por Ángel Monagas
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La reciente reunión de Jorge Rodríguez, con los factores de la oposición que juegan con las reglas del gobierno, es la clara demostración del éxito, tal vez error, de los que se empeñan dentro de la plataforma unitaria, en seguir vía redes e influencers, atacando a una parte de los que decidieron participar en las elecciones del 2021 y necesariamente «entenderse» con el gobierno de Maduro.
Los ataques permanentes contra Rosales, Ramos Allup, Capriles, entre otros, empieza a arrojar sus frutos.
Los mismos factores que los ha venido señalando de «traidores», de «alacranes», «de no jugar para que María Corina sea la candidata», ahora no tienen cómo criticar un acto, que desdice de otro, que no pueden defender.
El acuerdo de Barbados, contó con la presencia de los representantes más importantes de la oposición venezolana.
¿Hubo fallas? Ciertamente que sí.
Haber permitido que la esposa de una persona falsamente declarada «diplomático», no debió estar allí.
La carencia de un monitoreo permanente por los medios de comunicación, también constituyó un error inexcusable.
La exclusión de personas directamente designadas por la legítima candidata opositora, fue imperdonable, aunque Leopoldo López nombró a un «veedor» que mantuvo informada a María Corina Machado, no obstante que al final este se excusó de firmar, en un juego «diabólico» de Voluntad Popular para sabotear el acto.
Muchos no entendieron que la muerte del «Acuerdo de Barbados», a pesar de las observaciones y entuertos creados, con o sin razón, significaba el fin de la vía más expedita para lograr que María Corina asumiera legalmente, la candidatura de la oposición.
Quizá muchos defensores a «ultranza» de María Corina, desarrollaban un paralelismo con fines personales y la ausencia experiencial del Comando de Campaña de la candidata, no atina a descifrar los más peligrosos enemigos.
Al enemigo hay que tenerlo de cerca y no de lejos, para controlar y predecir su dirección futura.
Muchos y «muchas» del entorno mariacorinista, en un lenguaje de Nicolás, predicen lo gris de «Hasta el final…», creyendo que el «The End» de una película inicia los «trailers» de otra.
Lamentablemente para ellos, la decisión final corresponde a la protagonista principal quien debe decidir prontamente el uso de un doble o una doble, en las escenas más peligrosas que se vienen.
Pelear hasta el final es seguir en la lucha, ante los diversos sitios donde se desarrolle una campaña bélica en contra.
- Hay que mantener el escenario de Barbados, porque es uno de los pocos espacios donde la oposición auténtica puede debatir de tú a tú, con el enemigo mortal que le toca enfrentar.
- Es contradictorio atacar lo que después se defiende. Se pierden argumentos y se muestra absoluta negligencia.
- Soslayar el enemigo y su aprendizaje a lo largo de 25 años ininterrumpidos de ejercicio de poder.
- No estamos en un escenario natural, las pocas garantías que existen deben defenderse aunque no sean las ideales.
- Los factores internacionales deben seguir invocando como mediadores y no como actores, pues ese rol es inexistente y obliga al repliegue de uno de los actores de esta campaña.
- Se sobreestima el papel de la opinión pública internacional. El mayor valor de nuestro conflicto es regional. En las grandes potencias el tema Venezuela es irrelevante, salvo para sectores políticos muy escasos. Errores del pasado con el inexistente gobierno interino, ha contribuido a ello.
- La negociación no se puede descartar bajo ningún concepto. No hay otra vía para salir del chavismo. Pensar en vías distintas simplemente desdice de la capacidad política de la oposición.
- Dar por hecho y no sustituir con supuestos la participación electoral. La abstención aleja los objetivos logrados. Hay que seguir avanzando y mejorando los controles regionales y locales.
- Lo sucedido en el 2014 y 2017 constituyen errores y pérdidas de vidas, cuyo dolor aun entristece a los sectores que participaron, fundamentalmente familias de clase baja y media, la mayoría desasistidos por los actores que hoy disfrutan cómodamente en el exterior.
- Lo peor que puede suceder es vender un triunfo aún muy lejano, creando falsas expectativas que transformarán esa efervescencia en una gran depresión popular. A la gente hay que hablarle claro.
- Ambos actores, gobierno y oposición, son dominados por un exacerbado teatro de calle, con posturas muy sobreactuadas. La gente tiene que saber que fácil no será recobrar la libertad. Muchas veces habrá que taparse la nariz y saltar sobre los desechos malolientes de la envidia, el resentimiento y el odio.
- Las sanciones son totalmente inútiles. Han favorecido a sectores diversos, incluidos los amigos de la causa. Por ejemplo, hay viajes de USA a Cuba ¿Por qué Venezuela sigue excluida? ¿Quién se ha beneficiado de ese puente con el mercado de los Estados Unidos? por ejemplo.
- Veamos el ejemplo de Nicaragua y Cuba, y todo lo que allí ha sucedido, sin que hasta la fecha nada haya sucedido.
- El PSUV no es un partido. Es una corporación para sostener en el poder a un sector, bajo cualquier regla y al costo que fuera necesario. Eso es así y debe entenderse bien para prepararse con las armas necesarias.
- La unidad en la oposición, es el camino y con ella debemos seguir hasta el final. Una unidad afectiva más que efectista.
Es urgente defender lo avanzado en Barbados. No hacerlo es entregarse y jugar las cartas del Madurismo.
Ni hegemonía comunicacional ni varias oposiciones, por Gonzalo González
La ridiculez no puede sustituir la preparación
¡Claro que no! Los ridículos no pueden gobernar. Pero, ¿quién define lo ridículo? Es mejor tener líderes con ideas y planes sólidos, no importa si son convencionales o no. El mundo necesita personas capaces, no ridículos.
Se me acabó el papel