Hay que recuperar el poder de los gestos, por David Somoza Mosquera
Twitter: @DavidParedes861
El lenguaje no verbal habla con más fuerza y más alto que las palabras. Y, aunque esta frase suene tajante, tiene su cuota de verdad. El lenguaje corporal es decisivo al momento de trasmitir un mensaje: cumple un papel fundamental en la expresión de actitudes, sentimientos y pensamientos.
De hecho, una comunicación para que sea eficaz necesita coherencia entre el lenguaje verbal y no verbal. Así que el líder que quiera mejorar su poder de influencia, además de cuidar el significado de sus palabras, ha de estar vigilante y conocer los componentes de la comunicación no verbal.
En la práctica hay lideres que consideran que son eficientes en sus comunicaciones porque saben expresarse con autoridad, precisión y claridad. Sin embargo, sus mensajes a veces pierden eficacia porque sus gestos los delatan. Es por ello que deben estar consciente de que todo comunica y que en campos como el empresarial, el lenguaje corporal –como forma de comunicación– tiene un gran peso.
No basta un mensaje bien expresado, bien estructurado, también importa la postura del cuerpo, los movimientos corporales, el contacto visual, el contacto físico, el movimiento de los ojos, el uso del espacio, el tono de voz. Como se puede ver, un sinfín de elementos.
Ciertamente, el lenguaje no verbal es espontáneo por naturaleza, pero también puede ser «aprendido». Sobre esa base se han desarrollado estudios y asesorías asociados a la forma cómo los líderes pueden influenciar, motivar alentar e impactar sin la necesidad de pronunciar una palabra.
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Simplemente conociendo el lugar y el momento adecuado para, por ejemplo, inclinar la cabeza, tocar a otros, hacer gestos, plantarse firmes puede hacerse más efectivo el lenguaje que está transmitiendo.
No obstante, en estos tiempos ha surgido una enorme incógnita y es la relevancia que pueda tener el lenguaje no verbal en un mundo virtual o híbrido, cuando gran parte de la comunicación se lleva a cabo a través de pantallas. En este contexto de las interacciones virtuales el lenguaje corporal, definitivamente, se diluye.
Vemos cómo las caras llenan la pantalla de las reuniones, pero el contacto visual significativo es imposible. Los participantes no tienen forma de saber quién los está observando y la mayoría tiene una mirada vidriosa, a veces hasta inexpresiva. A esto se suma que los cuerpos están casi totalmente fuera de la vista.
No existen formas simples de remediar este tipo de problemas: ni exagerando expresiones ni acercando la cara a la cámara. La opción más simple, recomiendan algunos, es no preocuparse mucho por el lenguaje corporal.
Sin embargo, siempre hay opciones para compensar, en alguna medida, la limitación de la comunicación no verbal en el teletrabajo. Corresponde precisamente al líder tomar la iniciativa para obtener algunos de los beneficios que ofrece el encuentro físico entre las personas que trabajan por alcanzar juntos objetivos en el plano virtual.
Es necesario ser creativos, pues –como mencioné antes– la comunicación mediante expresiones corporales y manifestaciones emocionales, conscientes o inconscientes, tiene un papel importante en lo que queremos transmitir, como complemento a lo expresado en palabras. En definitiva, hay que recuperar el poder de los gestos.
David Somoza es especialista en temas de negocios y manejo de capital humano.
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