Hay que ser ocioso, carajo; por Simón Boccanegra

Juan Barreto como alcalde no servirá para mucho pero no se puede negar que posee una gran habilidad para los ejercicios de diversión. Ahora salió con lo de cambiar la fecha de la fundación de Caracas. ¿La ciudad está hedionda y sucia? No importa; el rollizo alcalde propone discutir cuándo fue que Diego de Lozada clavó su pendón en este valle y fundó el pequeño burgo que luego devino capital de la República.Ya que ni él ni Bernal pueden recoger la basura, al menos podemos discutir sobre las fechas en que las calles de la ciudad aún sin pavimentar eran más limpias que hoy. ¿La ciudad es insegura y en las barriadas populares existe un virtual toque de queda impuesto por los malandros?
No importa; la gente recluida en sus viviendas puede matar el tiempo, antes de la telenovela, discutiendo si fue el 25 de julio o el 3 de octubre el día que nació la ciudad.Ya que nadie sabe con qué se come eso del socialismo del siglo XXI, el gordo Barreto nos sugiere un tema de discusión más sustancioso: la verdadera fecha de la fundación de Caracas. Hubo una época en la cual los revolucionarios creyeron que cambiarle el nombre a los meses, como en la Francia de 1793, o cambiar el nombre de las ciudades, como en la Unión Soviética, era lo máximo. Después la gente tumbó las estatuas y volvió a los nombres de siempre.Todo quedó como lo que es: un ejercicio de ociosidad.