Historias semiparalelas, por Simón Boccanegra
Esta historieta de los «saboteadores colombianos» se parece mucho a aquella investigación, reconstruida y publicada por el editor de La Voce d’Italia, Gaetano Bafile, en relación con la detención y ejecución de cinco obreros italianos que trabajaron en las obras de la autopista Caracas-La Guaira. Contó Bafile que la Seguridad Nacional de Pérez Jiménez inventó un «complot» que supuestamente implicaba a cinco peligrosos terroristas, militantes del partido comunista italiano, en la voladura de viaductos y túneles de la obra en construcción.
Llegó incluso a publicarse en El Heraldo, el diario perezjimenista, una relación del frustrado atentado, que presentaba a aquellos humildes inmigrantes como expertos fabricantes de bombas. Lo cierto, como pudo comprobar Bafile, es que se trataba de obreros italianos emigrados a Venezuela que, al parecer, se preocupaban por las condiciones laborales de sus compatriotas. Esta circunstancia fue suficiente para que la Seguridad Nacional los convirtiese en chivos expiatorios y armara el tinglado que concluyó con su muerte, «ejemplarizante», en un presunto enfrentamiento armado con los agentes de la policía política. Por cierto que Román Chalbaud habló, creo recordar que por allá por los sesenta, de hacer una película con el tema, pero finalmente nunca se filmó. En todo caso, lo de los «saboteadores colombianos» no es la primera farsa que montan las policías políticas del mundo para tratar de desviar la atención popular de problemas acuciantes o esconder culpas de los gobiernos detrás de falsos «enemigos». No inventa nada nuevo el joven Tareck El Aissami, aunque puedo concederle que su intención no es que lo de los colombianos termine como lo de los italianos.