¡Hora de articularnos!, por Griselda Reyes
Twitter: @griseldareyesq
Del resultado electoral del pasado domingo en el estado Barinas – donde resultó electo gobernador Sergio Garrido con una diferencia de 14 puntos porcentuales sobre el candidato oficialista – se ha dicho y escrito mucho. A nuestro juicio, es el gran referente que evidencia que una sociedad articulada es capaz de frenar todo el ventajismo del Estado y cualquier desmesura del partido de Gobierno.
Los barineses se cansaron de las burlas, el irrespeto y el chantaje, pero también de los malos servicios públicos, de la corrupción y de la desidia de la familia que por 20 años estuvo al frente de la mencionada entidad.
¿Qué pasó?, ¿Quién ganó? La gente atendió el llamado de una dirigencia política que centró todos sus esfuerzos en hacer valer la expresión popular manifestada el 21 de noviembre de 2021, pero que posteriormente fue desconocida por un Tribunal Supremo de Justicia que no tiene competencia para dirimir este tipo de conflictos. No sin antes haber pasado por su árbitro natural que es el Consejo Nacional Electoral (CNE).
Ahora ¿Es ridículo o utópico pensar que el fenómeno Barinas se pueda extrapolar a la realidad política nacional? No. Lo que sí debemos reconocer es que resulta demasiado cuesta arriba, especialmente por la lucha de egos que protagonizan a diario algunos de quienes se hacen llamar líderes de esta masa variopinta que adversa a Nicolás Maduro y a su administración.
Lo hemos dicho antes, 2024 está a la vuelta de la esquina. Aunque estamos conscientes de que dos años son una eternidad para quienes sufren la peor parte de la tragedia humanitaria que azota al país, esta es la fecha más cercana para contarnos y hacernos del poder en Miraflores.
Pongamos los pies sobre la tierra y no vendamos a los venezolanos expectativas que, después, no se podrán cumplir, como el revocatorio presidencial, cuya figura está establecida en la Constitución Nacional, pero cuyo camino será llenado de tantos obstáculos como sea posible por quienes se aferran al poder con uñas y dientes.
En función de las presidenciales de 2024 debemos empezar a trabajar desde ya, para reconectar con la gente, articular a la sociedad, como ocurrió en Barinas, y avanzar con una propuesta clara para que los venezolanos vuelvan a confiar en nosotros como clase política.
No pueden seguir señalándonos de corruptos e incapaces a quienes aspiramos a trabajar al servicio de la gente. Pero tampoco podemos pedir que sigan confiando en quienes han hecho de la oposición un gran y jugoso negocio personal. Al liderazgo opositor debemos depurarlo ya – no mañana ni el año entrante – para dar la transparencia que el país tanto nos reclama.
¿Cómo logramos esto? Dejando las oficinas y volviendo a las calles y comunidades donde la ciudadanía nos aguarda clamando por soluciones a sus problemas. Muchos no estamos en el gobierno, pero es necesario que la gente se sienta acompañada, respaldada. Y estoy convencida de que eso ya es ganancia.
Los venezolanos siempre hemos creído en el voto y yo jamás he propuesto abandonar esta vía. Quienes apuestan a aventuras extremas – hasta ahora sin ningún éxito – deben revisar su estrategia y entender que la mayoría de este país quiere solucionar sus problemas en paz. Demasiada presión interna vivimos a diario para creer que vamos a apostar por salidas descabelladas. No son tiempos de estafar a los venezolanos, como ocurrió en el pasado reciente prometiendo marines que jamás iban a llegar. El país merece nuestro más alto compromiso en función de cambiar a este Gobierno que lleva 22 año enquistado en el poder.
Mientras tanto, todos estamos obligados a hacer las alianzas necesarias para evitar que los ciudadanos se mueran de hambre y mengua. Eso sí, sin caer en el populismo que vuelve una y otra vez con cada proceso electoral. La ciudadanía más de una vez nos ha pasado por encima por las decisiones desacertadas de unos pocos que se creen dueños y amos de la oposición venezolana. Estemos a la altura de los retos que se nos vienen, vamos a hablarle claro al país.
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Esto empieza por sincerarnos y reconocer que la estrategia del PSUV ha funcionado en su afán de mantenerse en Miraflores. No hay ruta distinta a las urnas de votación para arrebatarles el poder. Los ciudadanos, y así quedó evidenciado en Barinas, son mucho más inteligentes que quienes los chantajean con la bolsa de comida, el gas o productos de línea blanca.
Como les decíamos a todos nuestros vecinos de Baruta en la pasada campaña electoral: Agarre su nevera, póngase la vacuna, aprópiese de la bolsa Clap, incluso acepte el traslado del consejo comunal, pero a la hora de votar, elija a quien su corazón y su conciencia le dicten.
Por nuestra parte, los verdaderos y auténticos liderazgos, debemos sumar fuerzas, aprovechar la motivación de la gente y el rechazo al actual modelo, para articular a la inmensa mayoría de los venezolanos en un fin común: rescatar la institucionalidad de Venezuela y con ello nuestra libertad y democracia.
Grisela Reyes es empresaria. Miembro verificado de Mujeres Líderes de las Américas.
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