Hospitales en Venezuela no tienen ni aspirinas para atender a pacientes infartados
El segundo estudio de Monitoreo de Síndromes Agudos en Venezuela, realizado este año por la Sociedad Venezolana de Cardiología, indicó que 93% de los 49 hospitales no realiza procedimientos de angioplastia de rescate y cateterismo de urgencia al momento de ingresar un paciente infartado
Autor: Armando Altuve | El Pitazo
Sobrevivir a un infarto en un hospital resulta cada vez más difícil. La crisis hospitalaria redujo la capacidad de los centros asistenciales de la red pública para aplicar y ejecutar estrategias terapéuticas y diagnósticas –como electrocardiogramas, administración de aspirinas y terapias de reperfusión– y reducir la mortalidad por una complicación cardiaca.
El segundo estudio Monitoreo de Síndromes Agudos en Venezuela, correspondiente al 2018, que presentó recientemente la Sociedad Venezolana de Cardiología concluyó que la aplicación de pruebas y procedimientos que constituyen parámetros de calidad en la atención de pacientes cardíacos en hospitales, en 49 centros de salud del país de referencia nacional, empeoraron en 2017 y 2018.
El estudio pulsó durante el mes de septiembre la opinión de especialistas de los hospitales para evaluar cómo es la atención de los pacientes durante las primeras 24 horas de ingreso a la emergencia de un centro de salud, en el periodo intrahospitalario y los primeros 30 días. Las conclusiones del estudio arrojaron que la capacidad de realizar un electrocardiograma a un paciente a los 10 minutos de ingresar con dolor toráxico a una emergencia disminuyó de 87,5% a 60,8% entre 2017 y 2018. Solo 21,6% de los hospitales pueden hacer la prueba en horario diurno.
Los centros de salud tampoco hacen el examen sanguíneo de troponina, que funciona como un marcador de necrosis, para diagnosticar infartos antes de las seis horas. Al menos 88% de las instituciones de salud no realiza ninguna prueba de marcadores de necrosis aguda. El monitoreo determinó también que 68% de los hospitales no tiene fármacos –como aspirina, clopidogrel, heparina y trombolíticos– ni cuentan con capacidad para cateterismos ni angioplastia primaria de urgencia para atender una obstrucción aguda de una arteria coronaria producida por coágulos. Solo cuatro centros de salud (7,8%) cuentan con aspirinas para aplicar a un paciente en las primeras 12 horas de un infarto.
En lo que va de 2018, en 80% de los centros de salud no hay posibilidad de practicar trombólisis, estrategia terapéutica realizada para disolver un coágulo que ocasiona el infarto y disminuye la muerte en pacientes hasta en 43% al emplearse en etapas graves. Para 2017, 55% de los registros revelaron que no había capacidad para hacer este examen.
Al evaluar la frecuencia con la que se hacen angioplastias de rescate y cateterismos de urgencia, la situación es preocupante: el monitoreo indicó que 93% de los 49 hospitales nacionales no hace este procedimiento terapéutico. Tampoco los pacientes con síndrome coronario agudo consiguen en los centros de salud medicinas como estatinas, antiplaquetarios, IECAS /ARB y betabloqueantes esenciales, recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMC), que deben tomarse una vez que salen de alta médica. Apenas 3,9% de los hospitales puede entregar esos fármacos y solo 7,2% suministra la terapia con aspirina a los pacientes.
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“Este hecho aumenta significativamente el riesgo de muerte de los pacientes que acuden con un infarto, ya que no se puede diagnosticar oportuna y correctamente los síndromes coronarios agudos y no pueden recibir la terapia que ha demostrado consistentemente reducir la mortalidad de los pacientes infartados”, destaca la investigación.
La segunda encuesta se realizó en 70% de los hospitales que conforman el sistema público de salud –62,5% dependen del Ministerio de Salud y 32,5% del Seguro Social y 5% de otras instituciones– y estuvo coordinada por el cardiólogo Carlos Ponte, quien forma parte de la directiva de la Sociedad Venezolana de Cardiología. El año pasado se hizo el monitoreo en 40 hospitales.
El estudio recomendó el mejoramiento de la capacidad diagnóstica en todas las emergencias de los hospitales y atender el acceso a medicinas para terapia antitrombótica de ataque y otros procedimientos, así como capacitar al personal médico y paramédico para el diagnóstico y terapia inicial de síndromes coronarios agudos.