Impacto de la llegada de Donald Trump para Latinoamérica, por Ángel Monagas
Expectativas
La asunción de Donald Trump como presidente de Estados Unidos el 20 de enero de 2025 ha despertado diversas reacciones y expectativas en Latinoamérica.
Su retorno al poder, tras una pausa de cuatro años, genera interrogantes sobre el futuro de las relaciones bilaterales y regionales en áreas clave como la economía, la migración y la diplomacia.
Un cambio en la política exterior estadounidense
Durante su primer mandato (2017-2021), Trump implementó una política exterior basada en el lema «América Primero», que dio prioridad a los intereses internos de Estados Unidos.
Esto incluyó la renegociación de acuerdos comerciales como el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) y un endurecimiento en el control migratorio. En esta nueva administración, se espera que mantenga una línea similar, con posibles ajustes dados los cambios en el panorama internacional y regional.
Economía y comercio
Uno de los aspectos más relevantes para Latinoamérica será el impacto en las relaciones comerciales.
Países como México, que es el principal socio comercial de Estados Unidos en la región, podrían enfrentar renegociaciones o tensiones en sectores como la industria automotriz y la agricultura. Asimismo, economías más dependientes del comercio con Estados Unidos podrían verse afectadas por posibles medidas proteccionistas.
Por otro lado, el fortalecimiento del dólar, una característica de los mercados financieros durante el mandato anterior de Trump, podría tener consecuencias mixtas:
Beneficios para exportadores en algunos sectores y presión sobre las monedas locales en otros.
Migración y políticas fronterizas
El tema migratorio probablemente ocupará un lugar central en la agenda.
Durante su campaña, Trump reiteró su compromiso con medidas estrictas en la frontera sur, lo que podría traducirse en un refuerzo del muro fronterizo y en mayores restricciones para los solicitantes de asilo. Esto impactaría particularmente a países de Centroamérica, cuyas poblaciones enfrentan altos niveles de violencia y pobreza.
Asimismo, se anticipa un aumento en las deportaciones, lo que podría generar tensiones diplomáticas y mayores desafíos sociales y económicos para los países receptores de migrantes retornados.
El designado y muy «publicitado» Zar de la Frontera Tom Homan, se ha convertido en la figura más temida por los inmigrantes, aunque en sus últimas declaraciones ha señalado a líderes republicanos que moderen sus expectativas porque hay una prioridad y unas expectativas.
Relaciones diplomáticas
El regreso de Trump podría redefinir alianzas en la región.
Países con gobiernos de derecha, como El Salvador o Guatemala, podrían encontrar terreno común en temas de seguridad y comercio.
Sin embargo, las relaciones con países gobernados por corrientes más progresistas, como México, Brasil, Chile o Colombia (dependiendo de sus líderes en 2025), podrían tornarse más tensas.
Ni Argentina pudiera excluirse por la fuerte presencia del Peronismo, aún vigente.
Un punto de particular interés es la relación con Cuba y Venezuela. Durante su primer mandato, Trump endureció las sanciones contra ambos países, buscando presionar cambios políticos. Este enfoque podría retomarse, incrementando la polarización en la región.
Sobre las últimas palabras del nuevo secretario de Estado Marco Rubio, la primera persona de origen latino que ocupará ese puesto, no puede olvidarse que más allá de sus atribuciones, el presidente Donald Trump designó a Richard Allen Grennel como enviado especial en los países más conflictivos como Venezuela y Corea del Norte (obvio a Cuba)
En consecuencia, la visión de Rubio pudiera quedar relegada sobre la de un hombre que viene desde la administración pasada de Trump, cuando se desempeñó como embajador en Alemania.
El Canal de Panamá y el control estratégico
El Canal de Panamá es otro tema de importancia estratégica. Estados Unidos ha mostrado históricamente interés en esta vía de navegación crítica para el comercio internacional. Bajo la administración de Trump, podrían surgir iniciativas para reforzar su influencia en Panamá, especialmente considerando el creciente protagonismo de China en proyectos de infraestructura en la región.
Canadá y Groenlandia: aliados y recursos naturales
En el norte del continente, la relación con Canadá también podría verse afectada. Durante su primer mandato, Trump mantuvo tensiones comerciales con Canadá, pero también logró acuerdos importantes en el marco del T-MEC. En esta nueva etapa, es posible que busque renegociar términos específicos relacionados con recursos energéticos y materias primas.
Por otra parte, Groenlandia podría volver a estar en el radar de la administración Trump. En su primer mandato, propuso la compra de este territorio a Dinamarca, lo que generó controversia internacional. Si bien la idea fue rechazada, su renovado interés por el ártico y sus recursos naturales podría reabrir debates sobre la influencia de Estados Unidos en esta región clave para el cambio climático y la geopolítica.
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Expectativas y retos
Latinoamérica se encuentra en un momento de transición y redefinición. Los países de la región deberán equilibrar sus intereses nacionales con las demandas y políticas de la nueva administración estadounidense.
La capacidad de los gobiernos para adaptarse a estos cambios y mantener un diálogo abierto será clave para minimizar tensiones y fomentar la cooperación.
En definitiva, el impacto de Donald Trump en Latinoamérica dependerá de cómo se desarrollen las políticas concretas en los próximos meses y de cómo los países de la región aborden los desafíos que surjan en el horizonte bilateral y multilateral.
Si bien son ciertos sus comentarios sobre Edmundo González y María Corina Machado, tampoco son falsas las palabras de un senador de su entorno como Bernie Moreno, vocero del Senado y muy cercano a Trump, quien puede resolver el tema migratorio en cuanto a deportaciones es Nicolás Maduro y no otro.
Se me acabó el papel
Ángel Monagas es abogado y comunicador.