¡Increíble! ¡El TSJ sentenció contra RCTV!

Esta mañana, cuando escuché a César Miguel Rondón leyendo los periódicos y uno tras otro recogían en su primera plana la decisión del TSJ rechazando el recurso de RCTV, no podía dar crédito a mis oídos. ¿El Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela, ese paradigma de rectitud, de integridad personal y de independencia, en quien todos confiábamos, había producido un veredicto a favor del gobierno? No puede ser, me dije, tiene que haber un error. Debe ser que los periodistas no entendieron la sentencia. Esos probos varones y esas damas de excepcional pureza ética son incapaces de sentenciar contra sus convicciones y su sabiduría, tan sólo para complacer a un mandón que es la negación misma del Derecho. Pero, luego tuve que admitir la triste verdad: el TSJ había condenado a RCTV. Sin embargo, todavía no salgo de mi asombro. ¿Será que un pelotón de aguerridos camaradas, comandados por Lina Ron, tomó la sede del máximo tribunal y los obligó a sentenciar a punta de ametralladora? ¿Será que algún infiltrado de Miraflores —¿quién más?— les echó una pócima hipnótica en el café y dominó la voluntad de tan integérrimos e integérrimas magistrados y magistradas? No, no, no, aquí tiene que pasar algo. La nación entera debe ponerse de pie para defender a su Tribunal Supremo y restablecer su independencia.