No te hagas el loco Isaías, por Teodoro Petkoff
El fiscal Isaías Rodríguez ha enviado una breve carta de felicitación a TalCual con motivo de nuestro quinto aniversario. En unas líneas dice: “Sirva la oportunidad para hacer votos por la recuperación de la vocación de servicio social que siempre ha distinguido al periodismo venezolano, olvidada, en ocasiones, por el mero interés de vender un producto para obtener ganancias, o confundida por el protagonismo político asumido por algunos medios de comunicación en los últimos años”.
Aprovechemos la sugerencia para hacer nosotros votos por la recuperación de la vocación de servicio social que debe distinguir a la Fiscalía General de la República, olvidada, en estos años, por el mero afán de colocar a la institución garante de la legalidad de los actos del Gobierno y del Estado al servicio de los intereses políticos circunstanciales del presidente Chávez, para garantizar la impunidad de los delitos de Gobierno y de Estado. Lo de los medios y el criterio de Isaías al respecto quedará para otra oportunidad, porque después del reconocimiento público hecho por el Presidente de la perpetración continuada y sistemática de un delito de su gobierno, cual ha sido la elaboración y difusión pública de la bellacamente célebre lista de Adolfo Tascón y del uso que las instituciones oficiales han hecho de ella para violar la ley y la Constitución, atropellando derechos humanos garantizados por esta última, la Bicha.
Ya la parte más importante de la investigación la hizo Chávez. Lo que él dijo está condensado en un aforismo jurídico inobjetable: “A confesión de parte, relevo de pruebas”. Chávez confesó que existe la lista macarthista de Adolfo Tascón y reconoció que de ella se había hecho uso para negar trabajo o botar a ciudadanos venezolanos así como para negar o dificultar hasta la humillación cualquier tramitación con instituciones oficiales que debieran hacer todos los ciudadanos en uso legítimo de sus derechos constitucionales.
No llegarás, Isaías, al cinismo rangeliano de decir que esas eran “exageraciones” de la oposición y que no hubo delito. Ya eso está fuera de toda duda porque Chávez hasta describió el modus operandi. Delito hubo. Su autor intelectual lo confesó. Por cierto, Isaías, que si éste no lo hubiera hecho, a ti, ni rascado, se te habría ocurrido ordenar una investigación sobre un delito que era público público y notorio. Ustedes son así. No se atreven ni a dejar de reírle un chiste . Ustedes le tienen miedo a Chávez. Pero ya estás liberado, Isaías, Yo el Supremo, admitió el delito. No tienes nada que temer.
Ahora te toca a ti enjuiciar a los autores materiales. No te voy a pedir, porque sé que hasta allí no llegarías ni en el más atrevido de tus delirios, a investigar la autoría intelectual. Pero enjuiciar a los autores materiales no exige de ti el valor de Fermín Toro. Tienes que comenzar por pedirle a Chávez que te entregue las cartas que dice haber recibido, en las cuales le exponían quejas sobre atropellos tasconianos. Por allí ya seguramente tendrás nombre de instituciones y de funcionarios que cometieron los delitos. Tienes que averiguar, Isaías, algo nada difícil; cómo fue que Adolfo Tascón se puso en las listas para consultivo y revocatorio. En el CNE, seguramente te pueden informar. No te vamos a reclamar, Isaías, que tu deber como Fiscal, por pura notitia criminis, estabas obligado a investigar cómo durante meses un diputado de la República mantuviera abierto un sitio digital para su debida consulta por todos los reyezuelos del régimen. Ya pa’ qué. Pero ahora sí que no puedes hacerte el loco, Isaías. ¿Tú no crees que deberías solicitar el allanamiento de la inmunidad parlamentaria de Adolfo Tascón, para solicitar su enjuiciamiento?
La cosa no es tan sencilla como eso de “enterrar” la lista macarthista. Claro que eso no es malo, pero los delitos que se cometieron en nombre de ella no se pueden enterrar. Para eso te designaron a ti: para impedir que el gobierno le eche tierra a sus propios delitos.