«Saboteadores colombianos», por Simón Boccanegra
Lo de los «espías colombianos», supuestos saboteadores de nuestro sistema eléctrico, ya adquiere relieves de guiñol. Este minicronista declara que no cree una palabra de lo que el gobierno ha dicho. Se nos ha mentido tanto, que la credibilidad de los personeros oficialistas está por debajo de cero. No le concedo ni un microgramo de veracidad a la declaración de El Aissami. Y como no le creo al gobierno, me pregunto qué pretende con esta mascarada. Porque gratuita no es. A primera vista pareciera una medida de doble propósito. Por un lado, inventar un nuevo chivo expiatorio, descargar, ahora sobre los hombros de «saboteadores» colombianos, la responsabilidad de la crisis eléctrica. Ya no serían sólo «El Niño» y la «Cuarta República» los culpables de los apagones sino hasta los vecinos. Decía Hitler que «la masa cree más en la gran mentira que en la pequeña».
Tal vez esta «filosofía» subyace en la detención de los colombianos. Una mentirota tan grande y tan difícil de creer que, por lo mismo, crea la duda. Un ingenuo se preguntaría cómo se puede inventar una cosa así. El otro propósito, es bien probable, sería el de continuar alimentando la conflictividad con el gobierno colombiano. Atenuado el revuelo sobre las «bases militares», Chacumbele necesita otro pretexto para continuar buscando camorra. ¿Cuál mejor que el de culpar a saboteadores colombianos de la crisis eléctrica? Este juego irresponsable tiene como telón de fondo las elecciones parlamentarias. Chacumbele sabe que no las tiene todas consigo.
Más que leyendo encuestas está siendo testigo privilegiado del cada vez mayor deshilachamiento del PSUV. En sus narices más y más sectores de su partido parten pajitas con él rechazando el autoritarismo, el stalinismo y la deriva totalitaria del régimen. Quiere paralizar la hemorragia pulsando la vieja y podrida tecla del patrioterismo. Será inútil. No soy yo el único que no le cree.