Concentrarse en las parlamentarias, por Teodoro Petkoff
Desde el punto de vista político-electoral, y sólo de este -porque la vida nacional es, afortunadamente, mucho más variada-, no hay nada en el horizonte que tenga más importancia que las elecciones parlamentarias del año próximo.
Si la oposición democrática actúa unitaria y congruentemente tiene una gran oportunidad de alcanzar la victoria en esa justa. No es necesario pergeñar demasiadas palabras para subrayar la significación de tal triunfo. La cara política del país experimentaría un muy saludable y conveniente cambio.
Desde luego, este tendría que comenzar a prepararse desde ahora. Evitando, ante todo, la distracción de esfuerzos en iniciativas extemporáneas, tipo Asamblea Constituyente y/o Congreso Ciudadano, que han sido asomadas por ahí, y que no harían sino desviar el foco de donde debe estar, que es precisamente en la Asamblea Nacional.
Por supuesto, no es cosa de coser y cantar, y al gobierno tampoco escapa lo que se juega en esa oportunidad. Por eso va a echar el resto, tanto lícita como ilícitamente.
Pero la alternativa democrática posee hoy varios ases en la manga, que la colocan en inmejorable posición de obtener un resultado favorable.
Ante todo, mantiene y cuida atentamente su propia unidad.
Este es un logro difícil de exagerar. Desde hace ya no pocos años ha forjado y sostenido un acuerdo unitario; hazaña por sí misma formidable, gracias a la cual ha logrado construir una muralla política y popular que ha impedido la caída y mesa limpia que el gobierno chavo-madurista creía poder alcanzar.
Contra todas las expectativas iniciales, la que parecía una incontenible marejada chavista de masas ha sido contenida dentro de sus límites. Para todo efecto práctico el país político luce hoy partido en dos mitades. No es poca cosa. Sobre todo porque, aunque lentamente, la mitad opositora viene de menos a más en tanto que la contraria va al revés, de más a menos.
Ambas líneas ya se cruzaron y mantienen la tendencia ya indicada: una hacia arriba, la opositora, y la otra hacia abajo, la oficialista.
Esto significa que de no producirse un arrebatón cosa que llevaría las cosas a otro terreno, absolutamente indeseablelos opositores están frente a la posibilidad de ganar la mayoría en las elecciones para diputados a la AN. Por supuesto, traducir en acción práctica esa posibilidad comporta un esfuerzo que debe comenzar a prepararse desde ya y no dejarlo para última hora. La experiencia enseña que el trabajo de ensamblar planchas de candidatos y de funcionarios para las mesas electorales, que satisfaga a numerosos postores diferentes, es fatigoso y estresante y si se hace a la carrera suele dejar muchas heridas abiertas y reconcomios a veces irreversibles. Como diría el milenario sabio chino Sun Tzu, la mejor batalla es la que se gana el día antes.