Crónica | La Caracas que camina porque “se fue la luz”
En febrero de 2017, la Asamblea Nacional aprobó por unanimidad una moción de censura contra el ministro de Energía Eléctrica, Luis Motta Domínguez
Autor: Luisa Quintero
“En Venezuela se puede todo”, esa frase corresponde a un mototaxista que esperaba a que su mecánico de confianza le arreglase una rueda. Su entorno era la viva demostración de lo que acababa de decir: las personas caminaban cual procesión, pero no detrás de un santo, sino porque la única opción era caminar hasta tu destino para sortear el colapso del transporte, debido a una falla eléctrica que afectó los estados Vargas, Miranda y Distrito Capital.
Pocos minutos antes de las 5 pm vino el aviso. Un bajón de luz apagó computadoras en oficinas y saltaron exclamaciones por el trabajo. No pasaron ni diez minutos para sobreponerse al asunto cuando llegó el apagón.
“Vamos a esperar”, me dije mentalmente ante la idea de un Metro sin funcionar, camionetas hasta el tope, y el desconocimiento de saber si en Palo Verde había luz.
En esos momentos, es preciso recordar que el 80% del transporte público no funciona por falta de repuestos (según cifras de los transportistas), y que en febrero de 2017, la Asamblea Nacional aprobó por unanimidad una moción de censura contra el ministro de Energía Eléctrica, Luis Motta Domínguez, por su responsabilidad en la corrupción en el Sistema Integrado Nacional, que se deriva en un servicio con fallas e ineficiente en todo el país.
Vencida las dudas sobre un apagón momentáneo, llegó la resolución final. ¿Esperar el Metro, agarrar la camionetica o caminar hasta Palo Verde? La opción escogida fue caminar, vencer el cansancio y el temor de transitar por la redoma de Petare pasadas las 5 pm.
En el camino pude observar los estragos del apagón, que el ministro Motta Domínguez (en un país que respete sus instituciones ya no estaría en el cargo) atribuyó nuevamente a sabotaje. Cientos de personas caminando para llegar a casa y descansar.
La falta de electricidad relaja las normas sociales, o por lo menos eso debían pensar quienes caminaban por el asfalto pese a los cornetazos de motos y carros, entre un caos de semáforos sin luz.
Estar sin servicio eléctrico también permite a los jóvenes del liceo tener una excusa para llegar más tarde a casa, rompe los presupuestos del empleado de Ministerio que decide pagar el mototaxi en efectivo porque “yo no soy ningún atleta” o de la señora que decidió comerse el perro caliente a 50 mil bolívares “porque tengo que agarrar fuerzas para seguir”.
Además, la falta de luz permite a los “usuarios Metro” (que son una mayoría en Caracas) observar la suciedad de las calles, las aceras rotas y las aguas negras que debería resolver ese alcalde electo en diciembre de 2017 bajo “mandato constituyente” o comentar los aciertos y desventajas de ir a elecciones, el costo de una caja CLAP o el hartazgo por “esa cuerda de corruptos que se robaron la plata desde Chávez” con ese compañero que decidió compartir una travesía sin llegar a maratón.
El momento feliz de estar sin luz es comprobar que algunos si fueron beneficiados, como esos vecinos del barrio José Félix Ribas (puede llamarlo parte de Petare) que lograron nuevamente tener electricidad, luego de que un transformador quemado los dejara a oscuras por más de cuatro días.
Solo cuando llegué a casa tuve conciencia de los 6,9 kilómetros de recorrido al revisar en Google, que promedió mi hora de forma correcta. Una hora y media entre la oficina y ese hogar donde si podía prender un bombillo, la razón primigenia por la cual caminé junto a esa Caracas que también se moviliza porque “se fue la luz”.
5:55pm #Caracas | Se observa que personas caminan a lo largo de la avenida Francisco de Miranda, debido a que 10 estaciones del Metro de Caracas no se encuentran en funcionamiento por fallas eléctricas en varias zonas de la Gran Caracas #6febhttps://t.co/xjtRP1st8y pic.twitter.com/wFJclo661F
— El Pitazo (@ElPitazoTV) 6 de febrero de 2018
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