Ante el 20 mayo, por Roberto Patiño
El 20 de mayo es el desenlace de un proceso fraudulento que para mí no puede ser llamado una elección. No están dadas las condiciones ni las garantías mínimas para que el acto de votación pueda ser democrático: inclusivo, limpio, periódico, competitivo, transparente. Pero tampoco es legítima su convocatoria ni quien la activó, la ANC.
El evento del 20 de mayo se ha caracterizado por la premura y por adelantos y atrasos que no respetan los lapsos establecidos. Dentro del país se inscribió menos de la mitad de las personas que se estima que pudieron hacerlo, mientras que en el extranjero menos del 1% de los venezolanos que hacen vida afuera: habrá alrededor de dos millones en el exterior que no podrán participar en el proceso.
Se suprimieron los programas de acompañamiento internacional, y por primera vez el CNE negó acreditaciones a reconocidas organizaciones nacionales e internacionales (como el OEV, Unasur, OEA y la UE). Aunque el CNE invitó a la ONU, el organismo internacional es claro respecto a que no puede observar unas elecciones sin un mandato específico de la Asamblea Nacional o del Consejo de Seguridad. ZeidRa’ad Al Hussein, alto comisionado de la ONU, se declaró preocupado porque en el contexto venezolano no se cumplen las condiciones mínimas para unas elecciones libres y creíbles.
Países como Argentina, Perú, Brasil, México, Colombia, Chile, Canadá, Costa Rica, Guatemala, Guyana, Panamá, Paraguay, Honduras, Santa Lucía, Estados Unidos y la Eurocámara se niegan a reconocer los comicios del próximo 20 de mayo.
Todo esto se enmarca dentro de una fuerte persecución del régimen hacia la disidencia. Entre 2016 y 2017, se redujeron los partidos políticos de 64 a 17. La gran mayoría de los que fueron aprobados son afines al oficialismo. Partidos como Primero Justicia, Voluntad Popular, La Causa R y Alianza Bravo Pueblo, tienen amplia representación regional y en la Asamblea, pero fueron inhabilitadas. Así como se anuló la tarjeta de la MUD, y se amenazó a partidos como Acción Democrática y Un Nuevo Tiempo –dos de los que conforman la alianza–, que podrían quedar inhabilitados sino participan en el fraude que se realizará el 20 de mayo.
*Lea también: El verdadero dilema, por Luis Manuel Esculpi
El voto representa para la gran mayoría de los venezolanos la manera más natural de expresión democrática y de expresión política. Si esa vía queda coartada por el gobierno, nos deja en un escenario claramente dictatorial. En mí día a día en las comunidades del municipio Libertador de Caracas, me enfrento a la realidad de que hay personas que, pese a entender el tinte fraudulento del proceso, están decididas a ir a votar, pues es la única manera que conocen para manifestar su descontento contra el régimen y para expresarse políticamente.
A ellos se suman aquellas personas que, humilladas por el régimen, me han expresado con pesar su obligación de participar en los fraudulentos comicios, ya que si no lo hacen temen que el gobierno les quite el CLAP, un mínimo beneficio social con el que la dictadura chantajea a quienes apenas pueden hacer una comida y media al día, amenazándolas con que si no votan y no muestran el carnet de la patria al hacerlo, no solo perderán la caja de alimentos que reciben sino también alguno de los pocos, escuetos y limitados bonos que el gobierno sortea.
Quienes adversamos al régimen y queremos el cambio no podemos señalar y criticar a las personas que acudan a las urnas. Contribuir a esas divisiones, disputas y rencores, solo servirá para afianzar en el poder a la dictadura. En vez de crear divisiones, debemos construir redes de apoyo incluso con los sectores del chavismo traicionados dentro y fuera de la estructura del Estado.
Un ejemplo de esto lo vemos dentro de los sectores populares en los que trabajamos, muchos de los cuales en algún momento se sintieron identificados con el chavismo y hoy día adversan al régimen. Tal es el caso de varios de nuestros líderes comunitarios, que en medio de la crisis que vivimos se han volcado a hacer trabajo social con nosotros para encontrar medidas de contención a los tantos problemas que surgen en esas comunidades.
Es importante comprender que indistintamente de lo que se diga, el 20 de mayo el país sigue adelante en su lucha contra el régimen pues, sean cuales sean los resultados que se difundan, continuaremos sumergidos en una crisis que debemos afrontar por medio del encuentro y la organización de todos los sectores del país
Iniciativas como Alimenta la Solidaridad son una muestra de cómo podemos atacar los problemas más urgentes de la crisis, creando redes entre los diversos sectores sociales y generando a su vez un marco para establecer los lazos de encuentro que deben ser aprovechado para la movilización conjunta y la generación de estrategias que puedan ser aplicadas en contra del poder.
Si el gobierno fomenta los problemas de comida, nosotros en las comunidades a través de aportes que llegan desde diversos sectores continuaremos levantando, con la participación y organización de los vecinos, comedores que sirvan de medida de contención a la hambruna a la que se enfrentan los niños. En ese marco conseguimos que, por ejemplo, las madres trabajen codo a codo con dueños de panaderías, abastos y personas del sector de transporte: todos se organizan para un mismo fin y logran, de forma indirecta, hacer frente a los embates de la dictadura.
El régimen estimula la crisis, pues ella es una de sus herramientas para seguir sometiendo a la población y continuar atornillado en el poder. Ante eso, iniciativas como el Frente Amplio tendrán que mantenerse luego de estas elecciones para unir a toda esa Venezuela que está buscando un cambio. Hoy más que nunca, es necesario seguir trabajando en el encuentro y la organización para poder recuperar la democracia.
Coordinador de Movimiento Mi convive
Miembro de Primero Justicia
robertopatino.com