Hiperinflación: ingreso mínimo compra solo 5% de la canasta básica familiar
La economista Melisa Evaristo presentó las proyecciones de Econométrica que apuntan, como escenario más probable de hiperinflación anualizada a diciembre, un pronóstico de 500.000%. Los precios de los alimentos han aumentado más de 30.000% anualizado hasta mayo, sin síntomas de que la situación mejore.
El escenario más probable apunta que la inflación anualizada en Venezuela, a diciembre de este año, se ubique en una cifra superior a 500.000%, ya que el crecimiento mensual de los precios está promediando 78%, pero puede llegar a más de 100%, como lo indica el aumento de mayo, que alcanzó 99,2%.
La economista Melisa Evaristo, de la firma de consultoría Econométrica, insiste en que estos resultados son perfectamente posibles, porque se ajustan al comportamiento de los precios de una canasta de bienes y servicios esenciales con 50 rubros a la cual la organización hace seguimiento.
«La experiencia histórica venezolana demuestra que la inflación suele acelerarse durante el segundo semestre de cada año, y estamos ante un entorno de fuerte depreciación del bolívar en el mercado paralelo de divisas y de una mayor emisión de dinero inorgánico, por parte del Banco Central de Venezuela, que potencian la escala de precios», apunta Evaristo.
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A pesar de que el ingreso mínimo de los venezolanos se ha incrementado en 1.771%, en términos nominales, durante el último año, actualmente solo puede comprar 5% de la canasta básica de bienes y servicios; de hecho, los venezolanos necesitan no menos de 20 salarios mínimos para cubrir sus necesidades básicas, estima Econométrica.
«En mayo del año pasado, el salario mínimo podía cubrir 65% de la canasta, y un año después apenas cubre 5%. A eso hemos llegado. A eso nos enfrentamos», advierte la economista.
Entre enero y mayo, la inflación puntual acumulada asciende a 1.624%, básicamente originada por los movimientos de precios de bienes, ya que los servicios están rezagados porque son más vulnerables frente a los controles de precios, explica Evaristo.
La economista subraya que la inflación anualizada en alimentos, una categoría crítica, porque los venezolanos dedican más de 90% de sus menguados ingresos a comprar comida, fue de 33.230% a mayo pasado. «Esta es la explicación más clara para la miseria creciente que vemos en el país».
Los escenarios
Como predecir el comportamiento de los precios en un entorno hiperinflacionario es una tarea con muy bajas probabilidades de éxito, Econométrica ha desarrollado tres escenarios:
-OPTIMISTA: Con una inflación promedio mensual de 89%, el indicador de precios anualizado a diciembre de 2018 se ubicaría sobre 200.000%.
-BASE: El escenario base supone una inflación promedio mensual de 106%, el incremento anualizado de precios al cierre del año sería superior a 500.00%.
-PESIMISTA: Esta proyección parte de una inflación promedio mensual de 122% y colocaría el indicador de precios año a año, en diciembre, sobre 1.300.000%.
«Hasta el momento, estamos en los supuestos del escenario base. Lo preocupante es que no se está tomando ninguna medida real para enfrentar la hiperinflación y ni siquiera parece existir la intención de hacerlo», apunta la economista Melisa Evaristo.
No son eternas
La venezolana es una economía de alta y persistente inflación desde 1983; sin embargo, el país pudo salvarse de la ola de hiperinflaciones que azotó a América Latina en los años ´80 y ´90 del siglo pasado, en buena medida porque el ingreso petrolero -aunque hubo episodios de caída de precios y, en general, las cotizaciones de los hidrocarburos eran volátiles- permitió mantener cierto equilibrio precario en las cuentas fiscales, aunque con déficit persistentes.
Lo insólito es que cuando ya la inflación no es un problema en el resto del mundo, casi con tres décadas de retraso, y de manera difícilmente justificable, Venezuela ingresó en el ranking de los casos hiperinflacionarios. Solo Zimbabaue -que llegó a eliminar 25 ceros de su moneda- comparte esta anómala situación.
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Según el análisis presentado por la economista Melisa Evaristo, Venezuela escaló al segundo lugar entre los casos de hiperinflación de América Latina, al marcar una indicador de aumento de precios anualizado de 22.117% en mayo, solo superado por el 23.447% de Bolivia en septiembre de 1985.
Venezuela ya dejó atrás a Argentina, Perú Nicaragua, Brasil y Chile. «En octubre del año pasado, cuando comenzó nuestro proceso de hiperinflación, y el indicador anualizado fue de 1.305%, ese número ya nos ponía por encima de Chile», deja caer la economista.
Sin embargo, existen dos diferencias que caracterizan el caso venezolano de manera preocupante. La primera es que cuando Bolivia, Argentina, Perú y Brasil alcanzaron su inflación anualizada máxima, de inmediato se inició una desaceleración. «Esto no parece probable que ocurra en nuestro país», precisa Evaristo.
La otra diferencia es la aceleración del fenómeno. A Bolivia le tomó 18 meses llegar al pico de inflación y a la Argentina, 11 meses. En Venezuela, el máximo actual de 22.000% anualizado se alcanzó en solo 8 meses.
«Las hiperinflaciones no son eternas», señala la economista en tono de precario consuelo. Pero hay que tomar medidas.
La puerta de salida
La representante de la consultora Econométrica dice que lo primero que se debería hacer es cortar el déficit fiscal, ajustar las cuentas y ordenar el frente monetario, lo que supone eliminar subsidios en los servicios y reducir agresivamente el de la gasolina. «Algún día tendremos que ajustar los precios de los servicios públicos, porque, de lo contrario, su prestación será inviable», advierte Melisa Evaristo.
Deja colar que Brasil, cuando estaba metido en el lío de contener la inflación incontenible, realizó cinco programas de ajuste macroeconómico sin recortes del gasto público, y todos fracasaron.