La fundamental articulación de todos, Roberto Patiño
Que la venta de gasolina subsidiada a través del carnet de la patria traerá mayores problemas y se convertirá, sin duda, en un nuevo factor de conflicto y colapso en la actual crisis nacional, no puede ser ninguna sorpresa para los venezolanos. Repite los procedimientos negativos de políticas autoritarias, generadas sin la participación de otros sectores sociales, limitantes y erradas, que sólo aportan beneficios al grupo en el poder y a quienes están ligados a él.
Esto ya lo hemos vivido en la estatización de la distribución de alimentos y medicinas, los racionamientos de servicios sumados a la falta de las más básicas políticas de mantenimiento y desarrollo, que han generado una brutal hambruna, escases de medicamentos, y el colapso de servicios de agua y electricidad.
El verdadero problema de fondo es la negativa del régimen a cambiar su modelo. Un modelo de hambre, empobrecimiento y violencia que ha demostrado con creces su efecto destructor sobre el país, pero que le permite al gobierno dictatorial someter a la sociedad con el objetivo de mantenerse en el poder.
Sin un cambio de modelo es imposible superar la crisis y recuperar condiciones de vida de bienestar y normalidad. El principal reto que se nos plantea ahora es cómo lograr ese cambio en el actual contexto de colapso, hiperinflación y autoritarismo.
En este sentido es de gran importancia reconocer los mecanismos empleados en la imposición del modelo, en función de poder contrarrestarlos. El régimen utiliza la violencia, secuestra instituciones del Estado y fuerza sistemas de control, pero, sin duda alguna, uno de los principales factores de imposición autoritaria es el aprovechamiento y la profundización de las condiciones de fragmentación social presentes en el país.
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Fragmentación que, en un contexto de crisis aguda como el que vivimos, tiende a exacerbarse y producir respuestas atomizadas, con soluciones individuales con un alcance muy limitado, que en algunos casos pueden derivar en situaciones de ilegalidad y caos que terminan fortaleciendo al sistema dictatorial.
Pensemos en las consecuencias de medidas como las del racionamiento de combustible: la imposición del carnet de la patria ya establece un proceso de exclusión y el establecimiento de relaciones clientelares y de dependencia, igualmente el surgimiento potencial de un mercado negro que aproveche las diferencias de precio y la escasez del producto. Por otra parte, genera más divisiones en la sociedad, estimulando la estigmatización y desigualdad entre los diferentes grupos afectados.
Como con los CLAPs y la política de productos regulados, recordemos el surgimiento de “bachaqueros” y de mercados negros de alimentos, las calificaciones peyorativas a sectores dependientes de este sistema, la culpabilización de sectores no ligados al gobierno (empresarios, comerciantes, actores externos), el acceso cada vez más restringido a productos y alimentos por razones económicas.
Ante situaciones como la del carnet de la paria y el censo del transporte, que pueden precisamente generar respuestas contradictorias por parte de individuos y grupos en la sociedad, lo conveniente es que busquemos la forma en que podamos identificar elementos comunes que permitan rechazar en forma coherente, coordinada, lo que se pretende imponer. Sin acoplamiento se disminuye el impacto de la protesta ante esta nueva imposición.
Creemos que sólo se pueden contrarrestar las condiciones de fragmentación actuales, y su aprovechamiento por parte del régimen, con un proceso de articulación social profundo. Ante la agudización de la crisis y la radicalización dictatorial, las respuestas individuales serán cada vez más insuficientes y se agotarán ante la escala del colapso y la voracidad de un Estado predatorio.
Este proceso de articulación es necesario tanto para conducir la desobediencia civil necesaria ante medidas arbitrarias, nocivas e ilegales como las del censo del transporte, como para cohesionar a la sociedad en sus diversas exigencias de cambio. Las protestas y expresiones de descontento que vemos todos los días, surgidas de los sectores más diversos -enfermeras, profesores universitarios, empresarios, comerciantes, transportistas, gremios de trabajadores, grupos, comunidades- ya deben entenderse no como situaciones particulares sino como causas comunes a todos que, por lo tanto, deben ser abordadas por todos en orden de ser defendidas y reivindicadas exitosamente.
El proceso de articulación implica una nueva forma de asumirnos como sujetos políticos, en el que la creación de redes, la vinculación y el apoyo de diferentes grupos entre sí, el reconocimiento de necesidades y expectativas compartidas, permitan la construcción de respuestas pertinentes, conjuntas, sostenibles y acordes con nuestra situación y contexto. En nuestro trabajo en planes como Alimenta la Solidaridad hemos materializado esta visión de organización y encuentro, utilizando los valores convivenciales como herramientas articuladoras por sobre diferencias sociales, ideológicas o partidistas.
La situación actual, con su enorme carga de tragedia y dolor, representa también la posibilidad para los venezolanos de sentar las bases para la construcción de un nuevo país, de bienestar, productividad y verdadera democracia. Salir de la tragedia y tener esta nueva oportunidad, solo puede lograrse a partir de la fundamental articulación de todos.
Coordinador de Movimiento Mi convive
Miembro de Primero Justicia
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