Fantasía guerrera, por Américo Martín
Dijo Erasmo:
– La guerra solo atrae a quienes no la han experimentado
Si Lutero hubiera sido tan reflexivo como su contemporáneo Erasmo, la Iglesia y la historia se hubiesen ahorrado algunos conflictos desgarradores, sin dejar de actualizar sus doctrinas. Hablo de un pensador superior a su época, dotado de un afilado sentido del humor. Verán por qué lo evoco ahora.
Roy Chaderton sustenta la tesis contraria. Se trata del diplomático más profesional y culto del régimen, con larga trayectoria al servicio de varios gobiernos en un pasado que ahora abomina, durante el cual jamás había revelado aficiones guerreras parecidas a las que ha expuesto en estos días.
– ¿Qué harían los sabios al tener que combatir con armas si fallecen de miedo al tener que hacerlo con palabras? arguye Erasmo, y agrega: a menos que se piense en Demóstenes, el gran político ateniense, quien apenas vio al enemigo arrojó el escudo y salió a galope, demostrando que era tan mal soldado como excelente orador.
No hago ironías con Chaderton, aunque me resulta difícil entender su empecinado respaldo a un régimen como éste, incapaz de escapar de la trampa en la que voluntariamente se ha metido.
– Vamos a la guerra contra Colombia. La llevaremos a su territorio, clama ufano Roy, y ganaremos porque tenemos 4 de aquellas y ellos no, dice con fuego fanático en la mirada. Buen provecho, amigo.
No creo en guerras, no comparto las hipótesis referidas a ella, y me pregunto si sus autores ocuparán la primera línea. Sería el apocalipsis para un pueblo diezmado hasta lo último debido al infinito fracaso de una revolución que prometía el mar de la felicidad. Si a las primeras sueltan su escudo como Demóstenes y se echan a correr, sabremos la diferencia entre la guerra y las chácharas a la distancia sobre ella.
Debemos tomar estos pueriles alardes como muestras de la irracionalidad que mancha las decisiones estratégicas de un gobierno negado a aprovechar las exigencias pacífico-electorales del mundo que hoy lo acusa, para irse del poder. No puede levantar la múcura ni dejarla en el suelo»
Donald Trump le acaba de exigir elecciones libres a Ortega. Lo mismo la comunidad internacional a Maduro. Elecciones ajustadas a la Constitución y no como las universalmente condenadas de mayo 2018. Salir del Palacio, Roy, al abrigo de la Constitución, es menos oneroso que ser despedido por la legítima exacerbación de la turba-multa. Pero hay hechos que demuestran el miedo a contarse, cuyo sonsonete podría –él sí- arrastrarnos al fatalismo de la guerra y a la rutina de la violencia que causa daño pero ya no asusta. La escala represiva se proyecta ad infinitum y anula torcidas maniobras encaminadas a envenenar las relaciones internas en la disidencia. ¿Cómo mantener la trama del “colaboracionismo” de Borges mientras se le convierte en enemigo público N° 1? ¿O cómo hacer un delator voluntario de un héroe civil como Juan Requesens, universalmente admirado?
Pronto Venezuela tendrá democracia y justicia sin pasar, espero, por degollinas guerreras. Sospecho que en su intimidad lo sabe Chaderton, a quien por cierto vi en su entrevista bélica algo pasado de peso.
¡Hombre! Ni Mambrú se fue a la guerra en esas condiciones.
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