¿Saldrá el sol de Venezuela por el Esequibo?
La insistencia de Guyana ante la Corte Internacional de Justicia por el tema del Esequibo y la situación adversa desde el punto de vista geopolítico del gobierno de Venezuela, puede poner en jaque nuestras aspiraciones de recuperar esas tierras
“El sol de Venezuela nace en el Esequibo”, es una de las frases que usa el gobernante Nicolás Maduro cuando saluda a los uniformados de la Fuerza Armada Nacional, en aras de incentivar la defensa de la soberanía del país.
Los intereses del Gobierno venezolano en ese territorio, que está en disputa con la República Cooperativa de Guyana desde 1899 por el Laudo Arbitral de París y que a través del Acuerdo de Ginebra en 1966 pasó el caso a manos de las Naciones Unidas para resolver el conflicto de forma diplomática, podría cambiar en detrimento de Miraflores.
Intentos nacionalistas se han evidenciado en el pasado para recuperar ese territorio. El 12 de octubre de 1966 se llevó a cabo un incidente en la isla de Anacoco, cuando tropas al mando del coronel de la Guardia Nacional José Pilar Barbella, llegaron para desalojar a los guyaneses que estaban ahí, reafirmando la posición del país en el lugar.
Mucho tiempo ha pasado de ese evento y las cosas se habían mantenido medianamente estable hasta la llegada de Hugo Chávez al poder en 1999.
En febrero 2004, Hugo Chávez viaja a Guyana en visita oficial y allá declara que “el Gobierno venezolano no será un obstáculo para cualquier proyecto a ser conducido en el Esequibo, y cuyo propósito sea beneficiar a los habitantes del área”. A esa frase se agregó una más grave: “el asunto del Esequibo será eliminado del marco de las relaciones sociales, políticas y económicas de los dos países”, como dice un trabajo publicado en TalCual el 27/12/2015.
El 18 de noviembre de 2018, una reveladora declaración del embajador saliente de Guyana, Perry Holloway, dejó en claro la nueva postura de Estados Unidos sobre el diferendo al pedir que Caracas y Georgetown “respeten el laudo fronterizo”, haciendo referencia al Laudo de París.
Dos días después, Guyana solicitó a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) –instancia que lleva el caso del diferendo por el Esequibo luego de que el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, declarara “agotada” esa vía para solventar- que se considerara «competente» para llevar a cabo el proceso.
Hay que recordar que en 2015, la petrolera trasnacional Exxon Mobil realizó unas exploraciones en el mar territorial guyanés, hallando un importante yacimiento de crudo. Eso hizo que se reactivara el interés de los venezolanos por el Esequibo.
Vientos de tormenta
Para el exembajador de Venezuela en Guyana, Sadio Garavini Di Turno, el cambio de política de EEUU en torno a la disputa por el Esequibo y de llevar el caso a la CIJ tiene que ver con las relaciones de los últimos 20 años entre Miraflores y la Casa Blanca, que se han deteriorado progresivamente y en la actualidad están en un nivel tenso, así como el interés de la ExxonMobil en los recursos petroleros.
“Ahí está el problema. Si las relaciones de EEUU fueran normales, la ExxonMobil estaría dispuesta a negociar con ambas partes. O sea, dicen ‘díganme dónde puedo explorar uno y después el otro y trabajo con los dos’. La Exxon había ya trabajado con Venezuela y la lógica hubiese sido que favorecería la posición de Venezuela, pero la ruptura con Exxon dio como resultado otra cosa”, expresó.
Por su parte Williams Dávila, presidente de la comisión parlamentaria para la defensa del Esequibo, considera que las declaraciones emitidas por el embajador Holloway en Guyana es tan solo una declaración de un funcionario estadounidense y no es una postura en concreto del Departamento de Estado, y acotó que el diplomático también está ligado al tema petrolero, por lo que no descarta que la orientación de sus declaraciones vayan por el tema del crudo.
Expresó que la posición del encargado de negocios Terry Steers-González, de decir que “en gran medida debido al embajador Holloway, el gobierno de los Estados Unidos ahora pide a todas las partes que respeten la decisión de arbitraje de 1899” no es “lógica” porque a su juicio eso no ayuda a la búsqueda de una solución pacífica al conflicto “que siempre ha sostenido Venezuela”.
“Nosotros no podemos aceptar que se entre a una judicialización a nivel de la CIJ sobre algo que nunca ha estado en discusión, que es la fachada atlántica ni la soberanía de la isla de Anacoco. En cuanto a la Zona en Reclamación, hemos mantenido una posición histórica en el Acuerdo de Ginebra (…) y teniendo en cuenta que fue, si bien la política que Fidel Castro ejerció en 2004, en donde consideraban que la reclamación histórica del Esequibo era producto de las presiones del imperialismo y la oligarquía, me parece ilógico que el encargado de negocios coincida con la “troika” de Fidel Castro, Daniel Ortega y Nicolás Maduro”.
Sin embargo, para el embajador de carrera Gerson Revanales no es sorprendente que EEUU haya tomado esa decisión desfavorable para Venezuela, porque desde hace tiempo (desde 1999) el gobierno de Georgetown ha estado entregando concesiones petroleras a trasnacionales estadounidenses y recordó que actualmente ha recrudecido la situación, aludiendo a que el primer secretario de Estado del presidente Donald Trump fue Rex Tillerson, exCEO de ExxonMobil.
Considera que además del desconocimiento al que juega Venezuela respecto a la competencia de la CIJ, el país tampoco cuenta con el apoyo de una nación afecta entre los magistrados de esa instancia, ya que todos los procedentes del Caribe y el continente africano son países ligados a la Commonwealth –liga de naciones del Reino Unido, imperio al que pertenecía Guyana-, además de la presencia de un brasileño que, según comentó, país que también tiene intereses en el territorio Esequibo.
“¿Efectos? Que los Estados Unidos respalden a Guyana es el ‘efecto político de la mariposa’, en donde ese pequeño aleteo tiene repercusión en toda la región. Venezuela no tiene argumentación fuera de no reconocer a la Corte Internacional de Justicia”, puntualizó.
Revanales advierte que esa decisión estaría relacionada a la presión que se ejerce desde Washington para propiciar un cambio de Gobierno en Venezuela, y a su juicio, la acción del Departamento de Estado estuvo “tan bien pensada” que después de la despedida al embajador, representantes guyaneses acudieron con una serie de alegatos “flojos” a la CIJ para pedirle que sea “competente” en el caso por el Esequibo, en donde nuestro país tiene hasta abril de 2019 para presentar alegatos.
La culpa de todo fue en 1899
Los tres consultados coinciden en que el Gobierno venezolano salió perjudicado en el Laudo Arbitral de París de 1899, una negociación en la que participaron el Reino Unido y Estados Unidos en representación de nuestro país, nación ésta que ha alegado desde entonces que el Esequibo corresponde a Venezuela por el principio de Uti possidetis iure (como poseías, seguirás poseyendo).
El diputado Williams Dávila recordó que el abogado estadounidense Severo Mallet Prevost, que estuvo en la parte de la defensa venezolana, dejó un documento al morir en 1949 “en el que se dio a la luz pública las truculencias que hubo en ese juicio y cómo a Venezuela se le amenazó, a través de los representantes de EEUU, con quitarle la boca del Orinoco si no aceptaban lo que estaban proponiendo los dos magistrados del Reino Unido y el juez ruso Federik de Martens, que al final por razones de interés geoestratégicos entre Rusia y el Imperio Británico decidieron en contra de Venezuela”.
Entretanto, el embajador Revanales dijo incluso que la crisis en torno al Esequibo inició dos años antes, en 1897, en el Tratado de Washington, “en donde Venezuela y la Gran Bretaña acuerdan solventar los límites por la vía arbitral. En este tratado hay omisiones en torno al tema territorial y al Uti possidetis iure al igual que en cuestiones a la soberanía nacional que viene a normar el Tribunal Arbitral de París (…) tanto es así que Inglaterra se niega a que estén presentes abogados venezolanos y es EEUU el que asume la representación. El fallo fue favorable a Inglaterra porque en esa época, Estados Unidos estaba recién independizada y no quería entrar en guerra con el Reino Unido y venía surgiendo como potencia mundial junto a Rusia e Inglaterra”.
Esta situación se apaciguó al realizarse una denuncia en 1962 ante la Organización de Naciones Unidas, que derivó en el Acuerdo de Ginebra de 1966 en el que se detallan los pasos a seguir para la resolución de la controversia limítrofe-territorial sobre la Guayana Esequiba surgida de la contención venezolana ante la ONU, en 1962, de considerar nulo e írrito (inexistente) el Laudo Arbitral de París de 1899, según recuerda Wikipedia.
¿Y qué va a pasar?
Para el embajador Garavini, el desinterés evidenciado por el Gobierno venezolano en el tema, además de “la falta de seriedad e irresponsabilidad” desde 1999 y las declaraciones de Hugo Chávez sobre el tema, que favorecieron a Guyana, ha hecho que tenga ventaja en la tenencia del territorio en disputa.
Señaló que Venezuela ha venido insistiendo en la figura de los buenos oficios por parte de la ONU para resolver el diferendo y la negociación asistida entre las partes, “pero como no se llegó a nada (…) Guyana le dijo al secretario general que tenía que escoger una solución pacífica. Este proceso es largo y los buenos oficios no sirven. Vamos a la Corte Internacional de Justicia para cerrar esta controversia”.
Cree que la CIJ puede decir que tiene competencia para poder decidir sobre esta disputa, lo que pone al país “en la peor de las situaciones” porque “tenemos medio mundo en contra por una declaración vista negativamente”.
Ante ese panorama, cree necesario que las autoridades venezolanas debieron emitir un decreto de forma unilateral en el cual se dice que “la zona en reclamación con su proyección marítima, pero Venezuela con su estado Delta Amacuro tiene una plataforma continental y ahí no es negociable y deberíamos trazar unilateralmente una línea que diga hasta aquí es la zona en reclamación. Y de aquí pa ca’ es territorio soberano venezolano”.
Mientras, el diputado Dávila resaltó que el Acuerdo de Ginebra ha sido ratificado en varias oportunidades “y tiene plena vigencia”, por lo que considera que el problema que existe tiene que ver más con un tema económico que hay en la zona. “Lo más grave de esto es el silencio del gobierno de Maduro (…) lo que está sucediendo en la zona en reclamación es por la inoperancia, negligencia y omisión del Gobierno”.
Descarta que la postura de Estados Unidos sobre el diferendo –que resulta favorable a Guyana- tenga que ver con las presiones que se hacen desde Washington para cambiar el Gobierno actual, sino más desde el punto de vista de intereses nacionales, por lo que dijo que la Asamblea Nacional “defiende valores y principios”, al recordar que fue materia de enseñanza en los colegios el tema del Esequibo.
“Defendemos lo que es nuestro. Esa fue la postura de la democracia en Venezuela (…) Desgraciadamente ha sido un régimen entreguista, traicionando la patria. No han defendido los intereses. Las Fuerzas Armadas están calladas y no han sabido ejercer su responsabilidad de garantizar la integridad del territorio”.
El diplomático Revanales es de la opinión que hubo una inacción por parte del Ejecutivo tras ser firmado el Acuerdo en 1966 porque cree que se debieron activar otras instancias, ya que “la sola denuncia en la ONU es inútil porque eso se quedó ahí”, así como que “era imposible pensar que Guyana recién independizada aceptara la declaración de Venezuela”.
A su juicio, se debía ir de inmediato a la Corte Internacional de Justicia “y a lo mejor en ese momento cuando Venezuela tenía prestigio en la ONU” y en otros órganos multilaterales hubiéramos tenido más eco que en la actualidad, “porque en los cinco tribunales internacionales más importantes (…) Venezuela tiene causas pendientes”.
Dio a entender que puede haber una eventual solución a través de “los caminos verdes” de la diplomacia tratar de hacer valer el reglamento, así como instó a la Asamblea Nacional a que le haga saber a la CIJ que no se reconoce su jurisdicción en el caso para que se regrese el caso a la ONU y que el organismo busque otros mecanismos para solventar el problema.
En resumidas cuentas, el cambio de posición de EEUU ante el conflicto limítrofe y su abierto apoyo a la causa guyanesa, viene a constituir un obstáculo más en el tortuoso camino por activar un reclamo que, de cara al mundo entero, luce imposible de mantener.